A menudo se escucha hablar sobre el Síndrome de Estocolmo que comúnmente se asocia a las víctimas de secuestro, sin embargo según los expertos este también se presentaría en casos de violación, maltrato o cualquier forma de violencia de género.
Este y otros trastornos postraumáticos se muestran en varias mujeres lo cual según las autoridades impiden que las victimas denuncien a sus agresores.
Realidades
Con su cabeza agachada como si quisiera ocultar algo, con miedo y desesperación Fanny, nombre protegido, relata que nunca quiso denunciar a su conyugue puesto que sentía que la violencia es su forma de amarla.
“Por más de diez años aguanté sus maltratos, él era muy celoso y al principio yo creía que eso era porque él me quería”, dijo.
Luego de un par de años de convivir con su pareja los golpes e insultos se volvieron habituales, comentó Fanny.
“Es que en el campo todavía se dice que se debe estar a favor del marido aunque sea lo que sea, por algo se casa”, comentó la mujer.
Según cuenta Fanny para ella fue muy difícil aceptar que no era normal cómo vivían, fueron varias charlas y ayuda psicológica la que le ayudaron a darse cuenta.
“Yo incluso estaba tan enamorada de mi esposo que lo defendía cuando alguien le reclamaba por pegarme, llegue a decir que es así como lo quería”, dijo.
Melanie Cevallos, psicóloga de la Sala de Primera Acogida del Hospital Provincial Docente Ambato, manifestó que se evidencian varios trastornos en las mujeres que son víctimas de violencia de género entre ellos la dependencia ya sea económica o sentimental donde la mujer piensa que no puede alcanzar un desenvolvimiento de forma individual y se apega más a su pareja.
“A esto se suma la baja autoestima lo cual hace que las mujeres piensen que sin el victimario no valen nada, no van a sentirse mujeres completas”, señaló la experta.
A decir de la técnica esto conlleva también a que se generen patologías que trastornan la psiquis de la persona y permiten que la violencia siga, entre ellas la depresión, estrés o ansiedad postraumática, pero también el Síndrome de Estocolmo donde la víctima se enamora más de su agresor al pensar que es un héroe que aunque le agreda le está protegiendo del exterior.
“Todo el tiempo estamos trabajando con víctimas que presentan estas patologías y debemos intervenir con un trabajo interdisciplinario entre medicina psicología e incluso psiquiatría a fin de tratar de estabilizar al paciente”, comentó.
Cevallos aseguró que además se presentan víctimas que tienen ideas suicidas o situaciones de somatización por lo que cree que se debe trabajar más en el tema de violencia de género en mujeres adultas pero enfocar más capacitación a los niños y adolescentes. (FCT)
Cifra
288
Casos de violencia contra la mujer se atendieron en la Sala de Primera Acogida entre enero y febrero de este año.
EL DATO
Las mujeres que sean violentadas y requieran ayuda pueden acercarse a la Sala de Primera Acogida ubicada en el Hospital Regional Docente Ambato.