Vuelve el miedo y el temor a La Victoria, frente a El Carmelo

Seguridad. Destacamento policial en La Victoria, frente a El Carmelo (Carchi).
Seguridad. Destacamento policial en La Victoria, frente a El Carmelo (Carchi).

TULCÁN

La Victoria es un corregimiento fronterizo (parroquia) ubicado a 47 km de Ipiales, frente a El Carmelo, en la parte oriental. Es poseedora de grandes recursos geológicos, mineros, reservas de petróleo, abundante riqueza hídrica, gran variedad de especies de flora y fauna.

Esta población ha sido asolada por difíciles condiciones de orden público, que vivió por aproximadamente 27 años, constituyéndose en un escenario más del conflicto armado de Colombia.

Según los habitantes, aquello estigmatizó a esta población; sin embargo, entre La Victoria y El Carmelo mantienen estrechos lazos de amistad y buena vecindad, siempre abiertas al intercambio comercial, cultural, religioso y deportivo, como sostiene Alirio Velásquez, periodista e investigador.

Hechos dolorosos y lamentables, algunos ocurridos hace varios años y otros sucedidos recientemente como el bombardeo a un campamento juvenil de la guerrilla, se mantienen frescos en la memoria.

Más aún cuando una pareja de adolescentes carmelitas (ecuatorianos) murió en esa refriega. A mediados de las década de los 80 del siglo pasado, el conflicto comenzó a apoderarse de esta población.

Es cuando comienza a hacer presencia el Frente 48 de las FARC, que tenía su centro de operación en el Putumayo (Colombia). Las primeras acciones de la guerrilla se registraron en 1993, debido a la situación de desprotección y abandono que sufría esta región de frontera.

Investigadores sostienen que ante este escenario la presencia del grupo armado ilegal no era mal vista por la comunidad. Argumentan que las acciones delictivas como la extorsión, boleteo y atracos en carretera, patrocinadas por grupos delincuenciales, se combatió contra el grupo armado ilegal que se asentó en este poblado de clima frío.

Desde entonces se han acumulado una serie de hechos dolorosos -como agrega un reportaje realizado por Convergencia, paz y frontera-, que se han olvidado, pero que se han apaciguado por el tiempo y por otros que permanecen aún en la memoria.

Han sido muchos años, que han dejado centenares de desplazados, secuestros y muertos. Hace menos de una década recién llegó la fuerzas pública a ese sector, generando cierta tranquilidad, en ese territorio de la historia violenta colombiana.

Preocupación

No obstante, en las últimas semanas existe preocupación porque nuevamente hechos extraños rondan por esta jurisdicción vecina, que linda con El Carmelo, dividida únicamente por un puente natural.

«El temor que reinó durante años lo volvemos a sentir, estamos esperando que las autoridades hagan algo y no nos vuelvan a dejar desamparados», acaba de señalar un líder comunal de La Victoria, quien pidió no revelar su identidad.

En los últimos 15 días ya se registran dos muertes violentas que tienen en común el secuestro y posterior asesinato. El más reciente se registró el fin de semana, cuando se celebraban fiestas en el parque central.

Según testigos, dos hombres fueron obligados a subir a un vehículo por hombres que portaban armas. Más tarde, habitantes de la Vereda la Palma, reportaron la presencia de un cadáver, a pocos metros de la escuela.

El cuerpo fue identificado como Ever Adrián Males Inchuchal, uno de los secuestrados y quien presentaba cinco impactos de bala: dos en la cabeza, dos en el cuerpo y otro en uno de sus brazos.

Se desconoce la suerte del otro secuestrado. Solo 15 días antes, fueron encontrados dos hermanos en la vía a La Victoria, con varios impactos de bala. Uno de ellos fue hallado muerto, mientras que el otro recibió asistencia médica.

A esto se suma los avisos amenazantes de grupos al margen de la ley, que han sido pintarrajeados en varios muros del centro poblado de La Victoria y que nuevamente siembran el temor en la zona, según afirma el concejal de Ipiales, Manuel Romo.

La Victoria durante las últimas tres décadas registró una fuerte presencia de grupos armados ilegales, con mayor influencia el frente 48 de la desmovilizada guerrilla de las FARC.

Tranquilidad en El Carmelo

René Noguera, presidente de la Junta Parroquial El Carmelo, dijo desconocer sobre los hechos. Afirmó que en su parroquia no se han presentado novedades y que allí reina un ambiente de tranquilidad.

“Estamos tranquilos porque contamos con la seguridad que nos brinda tanto la Policía como el Ejército, en el centro poblado y distintas comunidades”, puntualizó René, quien agregó que durante las fiestas de la Virgen del Carmen en ese sector no hubo problemas.

“Dicen en La Victoria que hay problemas, pero a mí no me consta. Será o no será, lo cierto es que ese es territorio colombiano y sería importante que quienes estén interesados en esa información investiguen”, anotó.

Los habitantes de ambos sectores (La Victoria y El Carmelo) por situaciones agrícolas, pecuarias, comercio o familiaridad diariamente cruzan el límite internacional a pie o en motos para realizar sus labores, gestiones o simplemente para conversar.

Surnoticias de Ipiales corrobora que alrededor de las 20:00 del pasado viernes 13 de julio, mientras se celebraba la fiesta de la Virgen del Carmen, en pleno parque, individuos fuertemente armados obligaron a dos jóvenes a abordar una camioneta, que desapareció con rumbo desconocido.

Horas más tarde, habitantes de la Vereda la Palma, reportaron la presencia de un cadáver, junto a la escuela, en la vía que conduce al Carmelo, provincia del Carchi, en el Ecuador, alertando sobre el suceso.

Hasta el momento se desconocen los móviles del crimen así como el paradero del otro joven que acompañaba al occiso, de cuya identidad sólo se conoce el apellido y que sería Tulcán.

En la actualidad, esta comunidad es objeto de actividades y proyectos relacionados con el pos-conflicto; sin embargo, de acuerdo a algunos de sus habitantes, en La Victoria cunde el miedo.

En ese lugar se viene especulando sobre presuntas incursiones de disidencias fuertemente armadas de la FARC, especialmente en Monopamba y Llorente, bajo el mando de alias ‘Martín’. (CMRV)

DATO

Esta población ha sido asolada por difíciles condiciones de orden público, que vivió por aproximadamente 27 años.