Los valores de la nueva sociedad

Hasta el fin de la Guerra Fría algunos se comprometían con causas trascendentes que parecía que cambiarían el sentido de la historia. Decían que podían dar la vida por ellas, aunque la mayoría se puso a buen recaudo y sigue escribiendo sobre el tema. Sucede simplemente que las utopías políticas trascendentes fueron reemplazadas por lo que Finkelkraut y Bruckner llaman una “aventura a la vuelta de la esquina”. Algunos viejos militantes de la izquierda se entristecen por la “banalidad” reinante, añoran el tiempo en que tanto amaban a la revolución, pero a los jóvenes actuales les entusiasma más navegar en la red que leer ‘El Capital’ o escuchar sermones acerca de la Teología de la Liberación. Desde la derecha falangista hay quienes creen que dando clases de moral y cívica en los colegios y haciendo una campaña de publicidad censurando el sexo los niños volverán a creer en la cigüeña, a leer a Hugo Wast y cultivarán la virginidad prematrimonial.

Según ellos, habría que censurar el cine, la radio, la música, internet y poner controles que impidan que se difundan las “malas costumbres”. Les gustaría también que no exista educación sexual en las escuelas, porque suponen que lo mejor es que los jóvenes sean ignorantes y virtuosos. Todo eso es imposible. Los niños están muy informados por sus conversaciones y por la presencia incontrolable de las redes sociales y si alguien hace esas propuestas se ríen de él.

Los valores se transformaron, caducaron los que dieron calor a la infancia de quienes estamos en el otoño de la vida y aparecieron otros. No es verdad que ya no existen valores y que está desapareciendo un mundo ideal. Lo que agoniza es una cultura falocrática, desplazada por otra feminizada, que significa un paso adelante en la evolución.En general hay un consenso en cuanto al respeto de los derechos civiles, el racismo está mal visto, se respetan las diversas preferencias sexuales, la alteridad es un valor occidental. El tema de las drogas se trata con menos mitos y represiones, muchos son conscientes del peligro que significan, otros las usan con algún control o sin él. Han aparecido drogas sintéticas que disputan el mercado de las drogas tradicionales, pero es posible discutir el tema racionalmente. Que cualquier tema se pueda discutir con libertad es un avance.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.
(Fuente www.perfil.com).