¿Por qué importa la Corte Constitucional?

¿Qué es la Constitución? ¿Por qué nos debe importar? Cuando se organiza un Estado se necesitan reglas para que el poder se controle y, sobre todo, para que los ciudadanos podamos hacer frente a esas enormes potestades que se les entregan a los funcionarios públicos. La Constitución, entonces, es el documento donde encontramos dos cuestiones básicas: los límites del poder y los derechos fundamentales de los ciudadanos.

No es algo menor, pues al final del día nos permite defender los valores esenciales del ser humano: la vida, la integridad, la libertad de expresión, el trabajo, etc. En efecto, la Constitución, más allá de ser un texto jurídico del que solo hablan los abogados, es trascendental para todos los ecuatorianos, porque contiene nuestros derechos fundamentales y establece los límites del gran poder del Estado.

Tenemos la Constitución, derechos y reglas sobre cómo limitar el poder. ¿Cómo hacemos para que esa letra pase del papel a la realidad? La Corte Constitucional es el órgano autorizado para interpretar y aplicar nuestros derechos. Son los jueces constitucionales quienes determinan hasta dónde llega la libertad de expresión, de asociación, cuál es el alcance y contenido de cuestiones abstractas como la dignidad, hasta qué punto el Estado puede intervenir en decisiones personales como la orientación sexual o la eutanasia, etc.

Esas preguntas son resueltas por la Corte Constitucional, quien tiene un trabajo tan sencillo como trascendental: garantizar nuestros derechos fundamentales e interpretar cuál es su definición, su alcance hasta dónde llegan, en definitiva, hasta qué punto pueden llegar las libertades del ser humano. A eso, nomás, deberán dedicarse los nuevos jueces que están a punto de ser nombrados.

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