Amor o rechazo, dos caminos ante hijos no planificados

HECHO. El rechazo de la madre a un hijo no deseado genera actitudes violentas, depresivas y negativas. (Foto: Espina-Bifida.org)
HECHO. El rechazo de la madre a un hijo no deseado genera actitudes violentas, depresivas y negativas. (Foto: Espina-Bifida.org)

Dependiendo de las circunstancias, son necesarios el apoyo familiar y la terapia sicológica.

No todas las mujeres quieren ser madres a temprana edad y otras ni siquiera lo consideran para el resto de sus vidas, pero hay circunstancias que las enfrentan a un embarazo no planificado con culpas, reproches, incertidumbre y rechazo. Algunas se callan y enfrentan solas la situación ante el abandono de la pareja; hay quienes se someten a los padres que toman las decisiones por ellas; otras acuden al aborto o hablan de dar al hijo en adopción; y están aquellas que prefieren ir contra todo y salir a delante.

En la mujer ‘obligada’ a tener al hijo, la aceptación puede darse de forma variada, afirma el sicólogo César Piedra. En unas se despierta el instinto maternal después del parto, que las apega al recién nacido, provocándoles momentos de paz y tranquilidad, y en otras se mantiene el rechazo a la criatura sin el interés de cuidarlo, protegerlo y alimentarlo.

Tratamiento sicológico temprano

La actitud de rechazo que mantienen las mujeres ‘obligadas’ puede generar consecuencias negativas en ella y sus hijos, advierte Piedra. La frustración, la depresión, la desesperación por no poder realizar lo que había planificado; la ira y el enojo, no solo hacia el hijo, sino hacia las personas que le ‘obligaron’ a mantener el embarazo, provocará un alejamiento de la familia. Esto sobre todo de los padres, y con una actitud “oposicionista” intentará demostrar su malestar por haberla obligado a tener al bebé.

Mientras que en los hijos, el rechazo materno, la falta de protección y apego les puede ocasionar problemas conductuales, depresivos y reacciones violentas en los entornos educativos. Para evitar este comportamiento el especialista sugiere tratamiento sicológico para la madre y el niño, en etapas tempranas.

Postura

Piedra pide tener una actitud “provida” siempre, aún dependiendo de la visión terapéutica o de las condiciones en las que se produjo el embarazo (violación), porque “se puede lograr buenos niveles de adaptación, una apropiada forma de vínculo materno y familiar, aún cuando la situación la haya afectado”.

La ayuda sicológica temprana y adecuada es de mucha importancia para que el embarazo continúe y se generen relaciones buenas para con el bebe y para que en el futuro no afecte la vida de la persona, dice. (CM)

Los planes llegan, pero más tarde

° ‘Belén’ (nombre protegido) hoy tiene 30 años y cuenta su historia 12 años después de haber sido mamá adolescente.

Recuerda que el padre de su hija abusó de ella en un momento en el que había ingerido alcohol. Se quedó embarazada y confirmó su situación a los seis meses de gestación, cuando se realizaba exámenes de rutina, ya que había sido aceptada para estudiar en el exterior. El progenitor, cuando supo del embarazo, “solo se deslindó de cualquier responsabilidad” .

“Fue un ‘shock’ súper fuerte, jamás estuvo en mis planes tener un hijo”. relata Belén, quien añade: “Emocionalmente me encerré en una burbuja, por las noches sentía a mi hija y eso me asustaba mucho, no sabía qué hacer”. Belén dio a luz en el baño de su casa y la única persona que supo de su estado de gestación le presentó ese mismo día a una pareja que no podía tener hijos.

“Quise estar un momento a solas con la bebé y le pedí a Dios que me dé una señal. Entonces mi hija abrió sus ojitos, me miró y agarro fuerte mi dedo con su manito”. Después de ese día, Belén confío en su abuela que la apoyó, y más tarde en su familia, y desde ese entonces “la han amado mucho”.

Muchos sueños se truncaron, pero llegaron otros, asegura Belén. Unos no han salido en el tiempo que se planificó, pero han ido llegando poco a poco.