Colectivo juvenil rehabilita sitios tradicionales abandonados de Tulcán

Minga. Unieron esfuerzos para recuperar sitio tradicional de la ciudad.
Minga. Unieron esfuerzos para recuperar sitio tradicional de la ciudad.

Redacción TULCÁN

Cinco universitarios comprometidos con la naturaleza y las buenas prácticas ambientales, trabajan silenciosamente desde hace medio año en la rehabilitación de varios espacios emblemáticos que están abandonados en Tulcán.

Para Alberto Chuga, uno de los líderes del colectivo “Cultura Reciclaje Tulcán”, no se predica sino se practica. Una primera experiencia regeneró el centenario balneario “El Puetate”, ubicado en el sector suroccidental de la ciudad.

“No podíamos ser parte de la queja o la protesta como se ha vuelto una mala costumbre sino de la solución”, algo que nos viene dando resultados y generando convocatoria y compromiso en la gente de nuestra ciudad.

Es el amor por la naturaleza la que une a estos jóvenes que dicen no pertenecer a ninguna organización política ni religiosa, peor a secta alguna, convirtiéndose en tendencia y ejemplo por sus transparentes acciones.

El pasado sábado se auto-convocaron a través de las redes sociales para encontrarse en el puente de Los Tres Chorros. El propósito: ingresar al sitio conocido como “El Pijuaro”, donde un chorro de agua temperada que sale de una vertiente, ubicada a 100 metros, era el lugar de refrescamiento y baño de las familias tulcaneñas.

Auxiliados de machetes, palas, picos, escobas y otros elementos, desbrozaron toda la maleza que cubría este mágico lugar, como lo denominaba Marcelo Santamaría, jurista local, quien frecuentaba años atrás este espacio.

Criterios

Alberto cuenta que lamentablemente la construcción de una calle y la falta de preocupación de las autoridades, hicieron que este tradicional espacio, junto al río Bobo, se convirtiera en un botadero de materiales de construcción.

La vegetación alcanzó más de dos metros de altura, las paredes estaban llenas de musgo, las tejas del único vestidero totalmente destruidas, evidenciando el descuido en el que se encontraba esta infraestructura.

Con el lodo que recolectaron llenaron sacas que fueron colocadas en el borde del afluente, creando una cortina de protección para evitar posibles problemas de erosión.

Unos treinta voluntarios durante seis horas adecentaron el camino de acceso, sacaron más de 50 bultos de escombros y acopiaron los matorrales. El hilo de agua que cae para ducharse, pese a que ha disminuido en caudal, todavía permite bañarse, dice Genésis Castro.

Ahora coordinan acciones con Aldo Silva, arquitecto, quien será el encargado de brindar asesoramiento para frenar una filtración que detectaron en la piscina de un metro cuadrado donde cae el manantial.

Alexandra Piarpuezán, indica que en 15 días esperan retornar a El Pijuaro, donde tienen previsto una segunda fase que continuará con la recuperación. Necesitan cemento, ladrillos, arena, pintura, brochas, mascarillas, guantes y neumáticos, quienes deseen donar los materiales pueden comunicarse con el número celular: 0997675016

Con las llantas recicladas van a construir juegos infantiles, mobiliarios, separadores de senderos, macetas, señala Melina Alemán. Alex López, señala que este proyecto nació por iniciativa propia de este grupo de amigos. (CMRV)