Desideologizando la política exterior

La política exterior y el afán de abrir nuevos mercados con el propósito de dinamizar nuestra economía se expresa con la participación de Ecuador en el Foro Económico Mundial de Davos, un escenario en el que no se veía al país desde hace más de diez años. Que el presidente Lenín Moreno esté presente en el Foro dice mucho de cuáles son los objetivos estratégicos que se persiguen: dar un nuevo aire a nuestros vínculos internacionales.

El primero de ellos es el de insertarnos en las áreas más dinámicas y de avanzada en el desarrollo económico, tecnológico y científico del planeta. Se abandona la política excluyente de la década correísta. Los planes integracionistas del Gobierno se han visto materializados en las gestiones de ingreso, por ejemplo, a la Alianza del Pacífico, que permitirá que los capitales circulen con mayor libertad, así como de bienes y servicios.

Otro elemento de cambio de rumbo lo constituye el papel activo y propositivo que viene desempeñando el régimen en el Grupo de Lima, en temas tan relevantes como la dictadura que oprime a Venezuela, y la imparable ola migratoria que ha provocado, sin precedentes en el continente. La voz de Ecuador se escucha y respeta, dada su profundidad conceptual y visionaria en el tema.

Hacer una radiografía de las oportunidades de comercio e inversión que Ecuador ofrece fue el centro del discurso del Presidente, de su Canciller y de sus ministros de Economía y de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca. La intención de insertarnos activamente en el mundo de hoy, y de sus realidades, es reflejo del pragmatismo desideologizado que caracteriza nuestra política respecto al resto del mundo.


El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan”. Pablo Neruda Poeta chileno (1904-1973)

Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición, atravesamos desiertos intransitables”. Jesucristo Fundador del cristianismo (4 AC-30)