Juicio contra exagentes Diana Falcón y Raúl Chicaiza con poca audiencia

VESTIMENTA. El exagente Raúl Chicaiza viste por segundo día consecutivo un terno, mientras Diana Falcón luce más ‘sport’.
VESTIMENTA. El exagente Raúl Chicaiza viste por segundo día consecutivo un terno, mientras Diana Falcón luce más ‘sport’.

El juicio en contra de los exagentes de inteligencia Diana Falcón y Raúl Chicaiza tiene poca audiencia. La mayoría son funcionarios judiciales, asesores o agentes de seguridad. También hay unos cuantos periodistas.

Ayer se instaló el segundo día de la audiencia de juzgamiento por el delito de secuestro del político Fernando Balda y el público, en momentos, no pasaba de 10 personas.

Pero en una etapa previa, en la audiencia preparatoria de juicio, la participación fue mayor. La Fiscalía recién pedía que se llame a juicio a los dos exagentes, pero también al exsecretario nacional de Inteligencia Pablo Romero y al expresidente Rafael Correa.

Esos días llegaban ‘veedores internacionales’, por pedido del exmandatario, y partidarios que inclusive gritaban consignas desde los exteriores de la Corte Nacional de Justicia (CNJ). También, allegados del exmandatario, como Virgilio Hernández y Ricardo Patiño.

Pero desde este lunes, cuando inició el juicio al que Correa y Romero no fueron convocados por estar prófugos, a la única que se le vio ayer fue a la abogada Yadira Cadena.

Ella formó parte de la defensa de Correa y ahora atraviesa una instrucción fiscal por el presunto delito de oferta de realizar tráfico de influencias. La investigación inició por su visita a Falcón en la cárcel, supuestamente para ofrecerle protección a cambio de que se retractara de su versión. Falcón y Chicaiza incriminaron a Correa dentro de la cadena de mando que ordenó el secuestro.

Ayer, el perito que analizó esa cadena, Andrés Salazar, fue el primer testigo del día convocado por la fiscal general (e), Ruth Palacios. Él fue el primero de cinco testigos que fueron interrogados por la fiscal ayer en la mañana. En la tarde, hasta el cierre de esta edición, comparecieron dos. En los recuadros les presentamos tres de los peritajes que se presentaron ayer. (AGO)

Entorno social de Fernando Balda
° Tras el secuestro, la familia del político (su pareja y tres hijos) tuvieron que contratar seguridad, por su desconfianza. Pagaron alrededor de 1.600 dólares mensuales con ese fin, explicó la perito trabajadora social Geovanna Jiménez. Ella hizo un análisis del entorno social de Balda. Él tenía 46 años, durante el estudio, y ganaba 3.000 dólares mensuales. La perito determinó varias afectaciones, como que la pareja de Balda tuvo que asumir roles de padre y madre, cuando él estuvo en la cárcel, además de dificultades económicas.

Cadena de mando vertical
° En una estructura jerarquizada vertical, los exagentes Diana Falcón y Raúl Chicaiza, recibieron la orden de traer de Colombia a Fernando Balda. Esa fue una de las conclusiones a las que llegó el perito Andrés Salazar, que estudió la cadena de mando y las estructuras de la Dirección General de Inteligencia (DGI) y la Senain.

Los dos policías pertenecían a la Unidad de Barridos Electrónicos de la DGI, pero su área fue puesta a disposición del secretario nacional de inteligencia, en ese momento, Pablo Romero. Él fue colocado por el expresidente Rafael Correa. Desde allí habría salido la orden. En su análisis, no encontró sustento legal para una disposición de privar de la libertad a alguien.

Consecuencias sicológicas del secuestro
° Debido al secuestro, Fernando Balda terminó con un trastorno de estrés postraumático, según la perito sicóloga María Cristina Pérez. A pesar de que el activista político vivió otros eventos traumáticos, como la muerte de su padre o su encarcelamiento, el secuestro produjo el trastorno, dijo. También provocó agorafobia, por haber sido plagiado en una calle de Bogotá, y un daño sicológico severo, que afecta sus funciones social y laboral, explicó. A su criterio, estos daños nunca se superan y requieren de al menos un año de tratamiento.