Argentina

Comparemos la Argentina de inicios y mediados del siglo XX con la de hoy. En esa época, era un país desarrollado y del primer mundo, tanto por su enorme prosperidad como por los niveles culturales alcanzados, superando incluso a algunos países de la educada Europa. Al respecto, Mario Vargas Llosa, en una reciente entrevista dijo: “recuerdo mi deslumbramiento la primera vez que fui a Buenos Aires y vi que había más teatros que en París. Me gustaría que volviera a ser lo que fue alguna vez”.

No le falta razón al nobel de literatura. Hoy, Argentina afronta enormes aprietos económicos y sociales, entre otros, inflación, fuga de capitales, depreciación de su moneda, desempleo, conflictividad social, a pesar de haber sido beneficiaria por un tiempo considerable de elevados precios de las materias primas que produce y exporta. De acuerdo a Andrés Oppenheimmer, cuando la Presidenta Fernández llegó al poder en 2007, la economía argentina crecía a tasas anuales del 8%, frente al 0.4% de este año.

En tales circunstancias, y ante la decisión acertada del congreso de no dar paso a reformar la Carta Magna para posibilitar un tercer período de la actual mandataria, el 22 de noviembre de 2015, los argentinos deberán elegir su próximo Presidente, de entre dos candidatos finalistas: Daniel Scioli, político, empresario, peronista moderado con ciertas distancias al kirschnerismo, pero carta de la Presidenta Fernández; y, Mauricio Macri, político, empresario y dirigente deportivo, opositor al gobierno y actual Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Cualquiera que resulte triunfador, tendrá la difícil y urgente tarea de reconstruir social y económicamente al país -considerado el segundo hermano mayor de Sudamérica- y para intentarlo, es evidente que deberá tomar un rumbo distinto al populismo escogido por Cristina Fernández, ya que sin ninguna duda, las cosas en la Argentina andan mal. (O)