Amores perros

Víctor Cabezas

Acto uno: Jorge Yunda presenta a la protección animal como eje de campaña. Acto dos: el flamante alcalde llega al Palacio Municipal con ‘Zeus’, su mascota. Acto tres: anuncia que el Municipio será ‘pet friendly’. Acto cuatro: el Alcalde empieza a regalar perros a las instituciones municipales y, finalmente, en un evento público entrega un cachorro a Richard Carapaz.

La intención del Alcalde de imponer una política de respeto y protección a los animales en Quito es un acierto. Hacer que los espacios públicos propicien una convivencia armónica con los animales, también es positivo porque de la coexistencia nace el respeto.

Por supuesto, esa inclusión debe seguir un protocolo que, de un lado, garantice que las mascotas no entorpezcan los ya deficientes servicios municipales y, de otro lado, asegure que los perros tengan condiciones de vida adecuadas.

Todo eso está, al menos por el momento, bien. Lo que en realidad me preocupa es que el Alcalde utilice a los animales como estrategia de ‘marketing’ para catapultar su imagen y así termine cosificándolos. Los animales no se regalan.

No es solo un acto irrespetuoso con la vida del cachorro que, cual canasta de navidad, pasa de mano en mano con una sonrisa de por medio. También es irrespetuoso con el receptor, pues se prescinde de su voluntad para asumir la responsabilidad que implica adoptar un animal.

El alcalde Yunda ha dicho que ama a los animales. Pues el primer paso para amar de verdad es respetar y el respeto pasa por ver al otro en un plano de igualdad. Espero que la estrategia publicitaria que hasta ahora han protagonizado las mascotas en el municipio no se extienda más. Y si se extiende, que lo haga con respeto.

[email protected]