El camino es la paz

El diálogo y la exposición sincera de los reclamos y de las razones, sin eufemismos ni intolerancia, es el único camino para que Ecuador salga del atolladero en que se encuentra. Toca al Gobierno y a las organizaciones indígenas, sindicales y sociales, poner cada cual sus barajas limpiamente sobre la mesa. Nos toca a todos, mujeres y hombres, entender que somos ecuatorianos con los mismos derechos y deberes.

La Ley es un valor moral, lo que distingue a un país libre es precisamente el respeto por el imperio de la Ley. Ser libre significa no estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro. El respeto a las leyes que, desde la fundación de la república hasta hoy hemos sabido darnos, generación tras generación, es lo que nos hace iguales y libres a todos. La democracia no puede existir en ningún sentido real de la palabra sin el imperio de la Ley.

Es el diálogo el camino a la paz, el que abrirá las puertas a la justicia y a la superación de los graves problemas económicos y sociales que nos agobian a todos: a los ciudadanos y a sus familias, a los campesinos y a los obreros, a los empleados y a los funcionarios, a empresarios y trabajadores, a ricos y a pobres. Solo el entendimiento mutuo es la ruta a seguir para superarnos a nosotros mismos.

En estos días la violencia ha sembrado entre nosotros el cáncer de la desigualdad, la degradación y el odio, acompañado de una terrible ruina material y espiritual. Todos debemos poner nuestra voluntad, y nuestros esfuerzos mancomunados, para extirparlo de una vez. Este bochornoso capítulo debe quedar atrás.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein. Científico alemán (1879-1955)
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. Baltasar Gracián. Escritor español (1601-1658)

El diálogo y la exposición sincera de los reclamos y de las razones, sin eufemismos ni intolerancia, es el único camino para que Ecuador salga del atolladero en que se encuentra. Toca al Gobierno y a las organizaciones indígenas, sindicales y sociales, poner cada cual sus barajas limpiamente sobre la mesa. Nos toca a todos, mujeres y hombres, entender que somos ecuatorianos con los mismos derechos y deberes.

La Ley es un valor moral, lo que distingue a un país libre es precisamente el respeto por el imperio de la Ley. Ser libre significa no estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro. El respeto a las leyes que, desde la fundación de la república hasta hoy hemos sabido darnos, generación tras generación, es lo que nos hace iguales y libres a todos. La democracia no puede existir en ningún sentido real de la palabra sin el imperio de la Ley.

Es el diálogo el camino a la paz, el que abrirá las puertas a la justicia y a la superación de los graves problemas económicos y sociales que nos agobian a todos: a los ciudadanos y a sus familias, a los campesinos y a los obreros, a los empleados y a los funcionarios, a empresarios y trabajadores, a ricos y a pobres. Solo el entendimiento mutuo es la ruta a seguir para superarnos a nosotros mismos.

En estos días la violencia ha sembrado entre nosotros el cáncer de la desigualdad, la degradación y el odio, acompañado de una terrible ruina material y espiritual. Todos debemos poner nuestra voluntad, y nuestros esfuerzos mancomunados, para extirparlo de una vez. Este bochornoso capítulo debe quedar atrás.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein. Científico alemán (1879-1955)
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. Baltasar Gracián. Escritor español (1601-1658)

El diálogo y la exposición sincera de los reclamos y de las razones, sin eufemismos ni intolerancia, es el único camino para que Ecuador salga del atolladero en que se encuentra. Toca al Gobierno y a las organizaciones indígenas, sindicales y sociales, poner cada cual sus barajas limpiamente sobre la mesa. Nos toca a todos, mujeres y hombres, entender que somos ecuatorianos con los mismos derechos y deberes.

La Ley es un valor moral, lo que distingue a un país libre es precisamente el respeto por el imperio de la Ley. Ser libre significa no estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro. El respeto a las leyes que, desde la fundación de la república hasta hoy hemos sabido darnos, generación tras generación, es lo que nos hace iguales y libres a todos. La democracia no puede existir en ningún sentido real de la palabra sin el imperio de la Ley.

Es el diálogo el camino a la paz, el que abrirá las puertas a la justicia y a la superación de los graves problemas económicos y sociales que nos agobian a todos: a los ciudadanos y a sus familias, a los campesinos y a los obreros, a los empleados y a los funcionarios, a empresarios y trabajadores, a ricos y a pobres. Solo el entendimiento mutuo es la ruta a seguir para superarnos a nosotros mismos.

En estos días la violencia ha sembrado entre nosotros el cáncer de la desigualdad, la degradación y el odio, acompañado de una terrible ruina material y espiritual. Todos debemos poner nuestra voluntad, y nuestros esfuerzos mancomunados, para extirparlo de una vez. Este bochornoso capítulo debe quedar atrás.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein. Científico alemán (1879-1955)
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. Baltasar Gracián. Escritor español (1601-1658)

El diálogo y la exposición sincera de los reclamos y de las razones, sin eufemismos ni intolerancia, es el único camino para que Ecuador salga del atolladero en que se encuentra. Toca al Gobierno y a las organizaciones indígenas, sindicales y sociales, poner cada cual sus barajas limpiamente sobre la mesa. Nos toca a todos, mujeres y hombres, entender que somos ecuatorianos con los mismos derechos y deberes.

La Ley es un valor moral, lo que distingue a un país libre es precisamente el respeto por el imperio de la Ley. Ser libre significa no estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro. El respeto a las leyes que, desde la fundación de la república hasta hoy hemos sabido darnos, generación tras generación, es lo que nos hace iguales y libres a todos. La democracia no puede existir en ningún sentido real de la palabra sin el imperio de la Ley.

Es el diálogo el camino a la paz, el que abrirá las puertas a la justicia y a la superación de los graves problemas económicos y sociales que nos agobian a todos: a los ciudadanos y a sus familias, a los campesinos y a los obreros, a los empleados y a los funcionarios, a empresarios y trabajadores, a ricos y a pobres. Solo el entendimiento mutuo es la ruta a seguir para superarnos a nosotros mismos.

En estos días la violencia ha sembrado entre nosotros el cáncer de la desigualdad, la degradación y el odio, acompañado de una terrible ruina material y espiritual. Todos debemos poner nuestra voluntad, y nuestros esfuerzos mancomunados, para extirparlo de una vez. Este bochornoso capítulo debe quedar atrás.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein. Científico alemán (1879-1955)
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. Baltasar Gracián. Escritor español (1601-1658)