Las protestas en Chile llegan a los barrios ricos

VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)
VIOLENCIA. Los saqueos y los disturbios continuaban ayer en la capital chilena. (AFP)

Redacción SANTIAGO

AFP

Las protestas sociales llegaron ayer al centro comercial Costanera Center, la puerta de entrada al distrito financiero y las zonas acomodadas de Santiago, hasta ahora indemnes de las manifestaciones que sacuden Chile.

A dos semanas y media del estallido, cientos de personas -en su mayoría jóvenes- llegaron hasta el centro comercial, el más grande de Sudamérica y con la torre más alta de la región, para protestar por reformas sociales y en contra del Gobierno.

La policía acordonó el lugar y la administración decidió cerrar las puertas después del mediodía tras evacuar a sus trabajadores. Locales comerciales aledaños resguardaron con madera y latones sus vitrinas y se vivía un ambiente de tensión en el barrio de Providencia, un sector comercial de clase media alta, a pocas cuadras del Costanera Center.

“Llegó la hora de llegar al oriente”, el este acomodado de la capital, decía una de las convocatorias anónimas difundidas en redes sociales, en la que se explicaba que era el momento “de que el empresariado sienta el descontento del pueblo” y “las clases se unan”.

Enfrentamientos
La policía antimotines usó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que se concentraron en varios puntos alrededor del centro comercial, un ícono del progreso económico de Santiago. En algunos sectores, también se levantaron barricadas.

“La gente está más bien triste y asustada por cómo retomar la normalidad del país”, dijo a la AFP Andrea Ortega, una abogada, de 43 años, que dejó su oficina para buscar a sus hijos antes de la hora habitual por miedo a disturbios.

Para Arturo Donoso, un padre de 40 años “es triste ver al país así. La ciudad está apagada, y yo creo que todos entendemos que hay una demanda justa, no porque vivamos aquí no lo sabemos”.

Las protestas sociales, que estallaron el 18 de octubre, han tenido como principal escenario el centro de Santiago, con manifestaciones -algunas violentas- casi a diario delante del palacio presidencial y en los alrededores de la Plaza Italia.

Para ayer también llamaron a protestar hasta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, cuya sede en la exclusiva comuna de Vitacura representa uno de los mayores íconos arquitectónicos de la ciudad y en cuyos alrededores también se emplazan la sede regional de la FAO y la OIT.

Por precaución, la Cepal liberó temprano a sus funcionarios.

Junto con las protestas, crecen las denuncias sobre abusos a los Derechos Humanos por parte de las fuerzas del orden.

Redacción SANTIAGO

AFP

Las protestas sociales llegaron ayer al centro comercial Costanera Center, la puerta de entrada al distrito financiero y las zonas acomodadas de Santiago, hasta ahora indemnes de las manifestaciones que sacuden Chile.

A dos semanas y media del estallido, cientos de personas -en su mayoría jóvenes- llegaron hasta el centro comercial, el más grande de Sudamérica y con la torre más alta de la región, para protestar por reformas sociales y en contra del Gobierno.

La policía acordonó el lugar y la administración decidió cerrar las puertas después del mediodía tras evacuar a sus trabajadores. Locales comerciales aledaños resguardaron con madera y latones sus vitrinas y se vivía un ambiente de tensión en el barrio de Providencia, un sector comercial de clase media alta, a pocas cuadras del Costanera Center.

“Llegó la hora de llegar al oriente”, el este acomodado de la capital, decía una de las convocatorias anónimas difundidas en redes sociales, en la que se explicaba que era el momento “de que el empresariado sienta el descontento del pueblo” y “las clases se unan”.

Enfrentamientos
La policía antimotines usó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que se concentraron en varios puntos alrededor del centro comercial, un ícono del progreso económico de Santiago. En algunos sectores, también se levantaron barricadas.

“La gente está más bien triste y asustada por cómo retomar la normalidad del país”, dijo a la AFP Andrea Ortega, una abogada, de 43 años, que dejó su oficina para buscar a sus hijos antes de la hora habitual por miedo a disturbios.

Para Arturo Donoso, un padre de 40 años “es triste ver al país así. La ciudad está apagada, y yo creo que todos entendemos que hay una demanda justa, no porque vivamos aquí no lo sabemos”.

Las protestas sociales, que estallaron el 18 de octubre, han tenido como principal escenario el centro de Santiago, con manifestaciones -algunas violentas- casi a diario delante del palacio presidencial y en los alrededores de la Plaza Italia.

Para ayer también llamaron a protestar hasta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, cuya sede en la exclusiva comuna de Vitacura representa uno de los mayores íconos arquitectónicos de la ciudad y en cuyos alrededores también se emplazan la sede regional de la FAO y la OIT.

Por precaución, la Cepal liberó temprano a sus funcionarios.

Junto con las protestas, crecen las denuncias sobre abusos a los Derechos Humanos por parte de las fuerzas del orden.

Redacción SANTIAGO

AFP

Las protestas sociales llegaron ayer al centro comercial Costanera Center, la puerta de entrada al distrito financiero y las zonas acomodadas de Santiago, hasta ahora indemnes de las manifestaciones que sacuden Chile.

A dos semanas y media del estallido, cientos de personas -en su mayoría jóvenes- llegaron hasta el centro comercial, el más grande de Sudamérica y con la torre más alta de la región, para protestar por reformas sociales y en contra del Gobierno.

La policía acordonó el lugar y la administración decidió cerrar las puertas después del mediodía tras evacuar a sus trabajadores. Locales comerciales aledaños resguardaron con madera y latones sus vitrinas y se vivía un ambiente de tensión en el barrio de Providencia, un sector comercial de clase media alta, a pocas cuadras del Costanera Center.

“Llegó la hora de llegar al oriente”, el este acomodado de la capital, decía una de las convocatorias anónimas difundidas en redes sociales, en la que se explicaba que era el momento “de que el empresariado sienta el descontento del pueblo” y “las clases se unan”.

Enfrentamientos
La policía antimotines usó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que se concentraron en varios puntos alrededor del centro comercial, un ícono del progreso económico de Santiago. En algunos sectores, también se levantaron barricadas.

“La gente está más bien triste y asustada por cómo retomar la normalidad del país”, dijo a la AFP Andrea Ortega, una abogada, de 43 años, que dejó su oficina para buscar a sus hijos antes de la hora habitual por miedo a disturbios.

Para Arturo Donoso, un padre de 40 años “es triste ver al país así. La ciudad está apagada, y yo creo que todos entendemos que hay una demanda justa, no porque vivamos aquí no lo sabemos”.

Las protestas sociales, que estallaron el 18 de octubre, han tenido como principal escenario el centro de Santiago, con manifestaciones -algunas violentas- casi a diario delante del palacio presidencial y en los alrededores de la Plaza Italia.

Para ayer también llamaron a protestar hasta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, cuya sede en la exclusiva comuna de Vitacura representa uno de los mayores íconos arquitectónicos de la ciudad y en cuyos alrededores también se emplazan la sede regional de la FAO y la OIT.

Por precaución, la Cepal liberó temprano a sus funcionarios.

Junto con las protestas, crecen las denuncias sobre abusos a los Derechos Humanos por parte de las fuerzas del orden.

Redacción SANTIAGO

AFP

Las protestas sociales llegaron ayer al centro comercial Costanera Center, la puerta de entrada al distrito financiero y las zonas acomodadas de Santiago, hasta ahora indemnes de las manifestaciones que sacuden Chile.

A dos semanas y media del estallido, cientos de personas -en su mayoría jóvenes- llegaron hasta el centro comercial, el más grande de Sudamérica y con la torre más alta de la región, para protestar por reformas sociales y en contra del Gobierno.

La policía acordonó el lugar y la administración decidió cerrar las puertas después del mediodía tras evacuar a sus trabajadores. Locales comerciales aledaños resguardaron con madera y latones sus vitrinas y se vivía un ambiente de tensión en el barrio de Providencia, un sector comercial de clase media alta, a pocas cuadras del Costanera Center.

“Llegó la hora de llegar al oriente”, el este acomodado de la capital, decía una de las convocatorias anónimas difundidas en redes sociales, en la que se explicaba que era el momento “de que el empresariado sienta el descontento del pueblo” y “las clases se unan”.

Enfrentamientos
La policía antimotines usó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que se concentraron en varios puntos alrededor del centro comercial, un ícono del progreso económico de Santiago. En algunos sectores, también se levantaron barricadas.

“La gente está más bien triste y asustada por cómo retomar la normalidad del país”, dijo a la AFP Andrea Ortega, una abogada, de 43 años, que dejó su oficina para buscar a sus hijos antes de la hora habitual por miedo a disturbios.

Para Arturo Donoso, un padre de 40 años “es triste ver al país así. La ciudad está apagada, y yo creo que todos entendemos que hay una demanda justa, no porque vivamos aquí no lo sabemos”.

Las protestas sociales, que estallaron el 18 de octubre, han tenido como principal escenario el centro de Santiago, con manifestaciones -algunas violentas- casi a diario delante del palacio presidencial y en los alrededores de la Plaza Italia.

Para ayer también llamaron a protestar hasta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, cuya sede en la exclusiva comuna de Vitacura representa uno de los mayores íconos arquitectónicos de la ciudad y en cuyos alrededores también se emplazan la sede regional de la FAO y la OIT.

Por precaución, la Cepal liberó temprano a sus funcionarios.

Junto con las protestas, crecen las denuncias sobre abusos a los Derechos Humanos por parte de las fuerzas del orden.