Lealtad nacional

Franklin Barriga López

El 20 de enero de 1961, día de su investidura de trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy pronunció, en el emblemático Capitolio (Washington D.C.), una pieza oratoria considerada como uno de los mejores discursos en la historia de la humanidad.

Aseveró algo que se ha eternizado en la Historia por su contenido edificante para todos los países: “Compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros, preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.

Sabias palabras que orientan comportamientos individuales y colectivos hacia la prosperidad, partiendo de la responsabilidad ciudadana y del aporte que las personas están llamadas a dar, ya que solamente de esta manera puede existir progreso. Ninguna nación sale adelante si prevalecen factores de estancamiento, como son vagancia, irresponsabilidad, desunión, violencia.

En esta hora turbulenta para América Latina, por la acechanza y accionar de fuerzas totalitarias, se vuelve necesario rememorar lo que este mandatario afirmó no solo en la mencionada alocución desbordante de enseñanzas: “Los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre, acabaron increíblemente por ser devorados por su cabalgadura”; “no negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar”; “exploremos ambas partes a ver qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen”; “en vuestras manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño”; “un hombre inteligente es aquel que sabe ser inteligente como para contratar gente más inteligente que él”.

A la lucidez de este gobernante hay que añadir su lealtad para las buenas amistades en pro de la libertad y la democracia.

Franklin Barriga López

El 20 de enero de 1961, día de su investidura de trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy pronunció, en el emblemático Capitolio (Washington D.C.), una pieza oratoria considerada como uno de los mejores discursos en la historia de la humanidad.

Aseveró algo que se ha eternizado en la Historia por su contenido edificante para todos los países: “Compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros, preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.

Sabias palabras que orientan comportamientos individuales y colectivos hacia la prosperidad, partiendo de la responsabilidad ciudadana y del aporte que las personas están llamadas a dar, ya que solamente de esta manera puede existir progreso. Ninguna nación sale adelante si prevalecen factores de estancamiento, como son vagancia, irresponsabilidad, desunión, violencia.

En esta hora turbulenta para América Latina, por la acechanza y accionar de fuerzas totalitarias, se vuelve necesario rememorar lo que este mandatario afirmó no solo en la mencionada alocución desbordante de enseñanzas: “Los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre, acabaron increíblemente por ser devorados por su cabalgadura”; “no negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar”; “exploremos ambas partes a ver qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen”; “en vuestras manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño”; “un hombre inteligente es aquel que sabe ser inteligente como para contratar gente más inteligente que él”.

A la lucidez de este gobernante hay que añadir su lealtad para las buenas amistades en pro de la libertad y la democracia.

Franklin Barriga López

El 20 de enero de 1961, día de su investidura de trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy pronunció, en el emblemático Capitolio (Washington D.C.), una pieza oratoria considerada como uno de los mejores discursos en la historia de la humanidad.

Aseveró algo que se ha eternizado en la Historia por su contenido edificante para todos los países: “Compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros, preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.

Sabias palabras que orientan comportamientos individuales y colectivos hacia la prosperidad, partiendo de la responsabilidad ciudadana y del aporte que las personas están llamadas a dar, ya que solamente de esta manera puede existir progreso. Ninguna nación sale adelante si prevalecen factores de estancamiento, como son vagancia, irresponsabilidad, desunión, violencia.

En esta hora turbulenta para América Latina, por la acechanza y accionar de fuerzas totalitarias, se vuelve necesario rememorar lo que este mandatario afirmó no solo en la mencionada alocución desbordante de enseñanzas: “Los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre, acabaron increíblemente por ser devorados por su cabalgadura”; “no negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar”; “exploremos ambas partes a ver qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen”; “en vuestras manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño”; “un hombre inteligente es aquel que sabe ser inteligente como para contratar gente más inteligente que él”.

A la lucidez de este gobernante hay que añadir su lealtad para las buenas amistades en pro de la libertad y la democracia.

Franklin Barriga López

El 20 de enero de 1961, día de su investidura de trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy pronunció, en el emblemático Capitolio (Washington D.C.), una pieza oratoria considerada como uno de los mejores discursos en la historia de la humanidad.

Aseveró algo que se ha eternizado en la Historia por su contenido edificante para todos los países: “Compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros, preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.

Sabias palabras que orientan comportamientos individuales y colectivos hacia la prosperidad, partiendo de la responsabilidad ciudadana y del aporte que las personas están llamadas a dar, ya que solamente de esta manera puede existir progreso. Ninguna nación sale adelante si prevalecen factores de estancamiento, como son vagancia, irresponsabilidad, desunión, violencia.

En esta hora turbulenta para América Latina, por la acechanza y accionar de fuerzas totalitarias, se vuelve necesario rememorar lo que este mandatario afirmó no solo en la mencionada alocución desbordante de enseñanzas: “Los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre, acabaron increíblemente por ser devorados por su cabalgadura”; “no negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar”; “exploremos ambas partes a ver qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen”; “en vuestras manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño”; “un hombre inteligente es aquel que sabe ser inteligente como para contratar gente más inteligente que él”.

A la lucidez de este gobernante hay que añadir su lealtad para las buenas amistades en pro de la libertad y la democracia.