Ataques calculados a Yunda

Salvatore Foti

Al actual burgomaestre de Quito algunitos le han puesto el diente y lo están atacando con fuerza. A pesar de no tener ni un año en el cargo y de haber empezado a trabajar en la viabilidad, incluida la repavimentación de la ciudad, y a pesar de tener ideas claras, el Alcalde no le cae bien a los que, en cambio (coincidencialmente), defienden al presidente Moreno.

Al Alcalde se lo acusa, entre otras cosas, de no haber actuado con propiedad en las protestas y de no tener “plan de gobierno”. No importa lo que se diga, con tal de que se hable mal de Yunda. Un juego perverso e injusto por muchas razones: primero, porque esta administración está ni siquiera un año y, segundo, porque el Alcalde ha hecho y hace obras.

Bajo la lógica del simplismo y de la superficialidad con la cual se le juzga a Yunda, entonces es factible afirmar que ha hecho más Yunda en estos meses que Rodas en cuatro años. Si comparamos el desorden de la administración en los primeros años de Barrera, con la actual administración podemos concluir que hoy estamos en buenas manos.

Entonces el ataque no es en contra de Yunda, sino en contra de la figura política que representa que no es del agrado de los intelectuales que nunca ganan elecciones y no tienen idea de lo que realmente le interesa a la gente. A Yunda quieren hacerle pagar por la sospecha de que sea correísta. Ya quitaron del camino a la prefecta y no me extrañaría que para el alcalde quieran adoptar el mismo libreto.

Sin embargo, durante las manifestaciones de octubre Yunda se quedó en Quito junto a la ciudadanía. No se fue a Guayaquil y tampoco desapareció como lo hizo la Asamblea que hoy, de manera descarada, le pide cuentas. Absurdo. Yunda tampoco fue el responsable de eliminar los subsidios de manera inepta e improvisada, ni fue el responsable de las graves confrontaciones que hubo ni de los muertos.

Al Alcalde déjenle ser Alcalde y no sigan dividiendo. Desde el Gobierno y las autoridades se debe tener un liderazgo capaz de unir. No debe seguir la improvisación y la soberbia que, reitero, sólo divide. ¿De verdad no aprendieron?

[email protected]

Salvatore Foti

Al actual burgomaestre de Quito algunitos le han puesto el diente y lo están atacando con fuerza. A pesar de no tener ni un año en el cargo y de haber empezado a trabajar en la viabilidad, incluida la repavimentación de la ciudad, y a pesar de tener ideas claras, el Alcalde no le cae bien a los que, en cambio (coincidencialmente), defienden al presidente Moreno.

Al Alcalde se lo acusa, entre otras cosas, de no haber actuado con propiedad en las protestas y de no tener “plan de gobierno”. No importa lo que se diga, con tal de que se hable mal de Yunda. Un juego perverso e injusto por muchas razones: primero, porque esta administración está ni siquiera un año y, segundo, porque el Alcalde ha hecho y hace obras.

Bajo la lógica del simplismo y de la superficialidad con la cual se le juzga a Yunda, entonces es factible afirmar que ha hecho más Yunda en estos meses que Rodas en cuatro años. Si comparamos el desorden de la administración en los primeros años de Barrera, con la actual administración podemos concluir que hoy estamos en buenas manos.

Entonces el ataque no es en contra de Yunda, sino en contra de la figura política que representa que no es del agrado de los intelectuales que nunca ganan elecciones y no tienen idea de lo que realmente le interesa a la gente. A Yunda quieren hacerle pagar por la sospecha de que sea correísta. Ya quitaron del camino a la prefecta y no me extrañaría que para el alcalde quieran adoptar el mismo libreto.

Sin embargo, durante las manifestaciones de octubre Yunda se quedó en Quito junto a la ciudadanía. No se fue a Guayaquil y tampoco desapareció como lo hizo la Asamblea que hoy, de manera descarada, le pide cuentas. Absurdo. Yunda tampoco fue el responsable de eliminar los subsidios de manera inepta e improvisada, ni fue el responsable de las graves confrontaciones que hubo ni de los muertos.

Al Alcalde déjenle ser Alcalde y no sigan dividiendo. Desde el Gobierno y las autoridades se debe tener un liderazgo capaz de unir. No debe seguir la improvisación y la soberbia que, reitero, sólo divide. ¿De verdad no aprendieron?

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Salvatore Foti

Al actual burgomaestre de Quito algunitos le han puesto el diente y lo están atacando con fuerza. A pesar de no tener ni un año en el cargo y de haber empezado a trabajar en la viabilidad, incluida la repavimentación de la ciudad, y a pesar de tener ideas claras, el Alcalde no le cae bien a los que, en cambio (coincidencialmente), defienden al presidente Moreno.

Al Alcalde se lo acusa, entre otras cosas, de no haber actuado con propiedad en las protestas y de no tener “plan de gobierno”. No importa lo que se diga, con tal de que se hable mal de Yunda. Un juego perverso e injusto por muchas razones: primero, porque esta administración está ni siquiera un año y, segundo, porque el Alcalde ha hecho y hace obras.

Bajo la lógica del simplismo y de la superficialidad con la cual se le juzga a Yunda, entonces es factible afirmar que ha hecho más Yunda en estos meses que Rodas en cuatro años. Si comparamos el desorden de la administración en los primeros años de Barrera, con la actual administración podemos concluir que hoy estamos en buenas manos.

Entonces el ataque no es en contra de Yunda, sino en contra de la figura política que representa que no es del agrado de los intelectuales que nunca ganan elecciones y no tienen idea de lo que realmente le interesa a la gente. A Yunda quieren hacerle pagar por la sospecha de que sea correísta. Ya quitaron del camino a la prefecta y no me extrañaría que para el alcalde quieran adoptar el mismo libreto.

Sin embargo, durante las manifestaciones de octubre Yunda se quedó en Quito junto a la ciudadanía. No se fue a Guayaquil y tampoco desapareció como lo hizo la Asamblea que hoy, de manera descarada, le pide cuentas. Absurdo. Yunda tampoco fue el responsable de eliminar los subsidios de manera inepta e improvisada, ni fue el responsable de las graves confrontaciones que hubo ni de los muertos.

Al Alcalde déjenle ser Alcalde y no sigan dividiendo. Desde el Gobierno y las autoridades se debe tener un liderazgo capaz de unir. No debe seguir la improvisación y la soberbia que, reitero, sólo divide. ¿De verdad no aprendieron?

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Salvatore Foti

Al actual burgomaestre de Quito algunitos le han puesto el diente y lo están atacando con fuerza. A pesar de no tener ni un año en el cargo y de haber empezado a trabajar en la viabilidad, incluida la repavimentación de la ciudad, y a pesar de tener ideas claras, el Alcalde no le cae bien a los que, en cambio (coincidencialmente), defienden al presidente Moreno.

Al Alcalde se lo acusa, entre otras cosas, de no haber actuado con propiedad en las protestas y de no tener “plan de gobierno”. No importa lo que se diga, con tal de que se hable mal de Yunda. Un juego perverso e injusto por muchas razones: primero, porque esta administración está ni siquiera un año y, segundo, porque el Alcalde ha hecho y hace obras.

Bajo la lógica del simplismo y de la superficialidad con la cual se le juzga a Yunda, entonces es factible afirmar que ha hecho más Yunda en estos meses que Rodas en cuatro años. Si comparamos el desorden de la administración en los primeros años de Barrera, con la actual administración podemos concluir que hoy estamos en buenas manos.

Entonces el ataque no es en contra de Yunda, sino en contra de la figura política que representa que no es del agrado de los intelectuales que nunca ganan elecciones y no tienen idea de lo que realmente le interesa a la gente. A Yunda quieren hacerle pagar por la sospecha de que sea correísta. Ya quitaron del camino a la prefecta y no me extrañaría que para el alcalde quieran adoptar el mismo libreto.

Sin embargo, durante las manifestaciones de octubre Yunda se quedó en Quito junto a la ciudadanía. No se fue a Guayaquil y tampoco desapareció como lo hizo la Asamblea que hoy, de manera descarada, le pide cuentas. Absurdo. Yunda tampoco fue el responsable de eliminar los subsidios de manera inepta e improvisada, ni fue el responsable de las graves confrontaciones que hubo ni de los muertos.

Al Alcalde déjenle ser Alcalde y no sigan dividiendo. Desde el Gobierno y las autoridades se debe tener un liderazgo capaz de unir. No debe seguir la improvisación y la soberbia que, reitero, sólo divide. ¿De verdad no aprendieron?

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