Ciudades inteligentes

Pablo Escandón Montenegro

La ‘inmersividad’ es una característica de la realidad virtual (RV) y la simulación digital, que se puede experimentar en videojuegos o en programas multimedia para aprender a volar o hacer cirugías, por ejemplo. En estos ambientes, asumimos ese mundo recreado por la informática desde una perspectiva de usuario que experimenta nuevas sensaciones y ejerce actividades conocidas, pero que le llevan a encontrar información y destrezas nuevas.

En esos programas y proyectos que simulan cirugías o que nos hacen volar aeronaves, necesitamos construir entornos de ciudades reales con problemas actuales y que nos proyecten a futuro.

El mejor regalo para cada aniversario de Quito, sería una realidad virtual sobre los problemas acrecentados, para que los usuarios podamos vivir hoy el futuro que nos espera si continuamos con el mismo estilo y forma de consumo y comportamiento para corregirlo o mejorarlos.

Necesitamos laboratorios ciudadanos de simulación, donde se planifique con ‘big data’, que se simule a cinco, a meses, para que los datos nos den alertas tempranas, con ‘learning machine’. Eso sería una real ciudad inteligente, cuando los ciudadanos podamos tener información para proyectar el tránsito, los desechos, la educación y el deporte.

En Cuenca funciona ‘Llacta Lab’ con orientación geográfica para mejorar la ciudad. En Quito se han hecho ejercicios desde ‘Medialab’, pero no son parte de la política pública. Es necesario que las ciudades adopten la simulación como eje de planificación estratégica, para entender situaciones del pasado, movimientos y flujos, como decía el geógrafo brasileño Milton Santos. La geografía y la informática nos dan soluciones a manera de juegos y simulación. Solo quien entienda esto, podrá ser un ganador en el juego de las ciudades inteligentes.

[email protected]

Pablo Escandón Montenegro

La ‘inmersividad’ es una característica de la realidad virtual (RV) y la simulación digital, que se puede experimentar en videojuegos o en programas multimedia para aprender a volar o hacer cirugías, por ejemplo. En estos ambientes, asumimos ese mundo recreado por la informática desde una perspectiva de usuario que experimenta nuevas sensaciones y ejerce actividades conocidas, pero que le llevan a encontrar información y destrezas nuevas.

En esos programas y proyectos que simulan cirugías o que nos hacen volar aeronaves, necesitamos construir entornos de ciudades reales con problemas actuales y que nos proyecten a futuro.

El mejor regalo para cada aniversario de Quito, sería una realidad virtual sobre los problemas acrecentados, para que los usuarios podamos vivir hoy el futuro que nos espera si continuamos con el mismo estilo y forma de consumo y comportamiento para corregirlo o mejorarlos.

Necesitamos laboratorios ciudadanos de simulación, donde se planifique con ‘big data’, que se simule a cinco, a meses, para que los datos nos den alertas tempranas, con ‘learning machine’. Eso sería una real ciudad inteligente, cuando los ciudadanos podamos tener información para proyectar el tránsito, los desechos, la educación y el deporte.

En Cuenca funciona ‘Llacta Lab’ con orientación geográfica para mejorar la ciudad. En Quito se han hecho ejercicios desde ‘Medialab’, pero no son parte de la política pública. Es necesario que las ciudades adopten la simulación como eje de planificación estratégica, para entender situaciones del pasado, movimientos y flujos, como decía el geógrafo brasileño Milton Santos. La geografía y la informática nos dan soluciones a manera de juegos y simulación. Solo quien entienda esto, podrá ser un ganador en el juego de las ciudades inteligentes.

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La ‘inmersividad’ es una característica de la realidad virtual (RV) y la simulación digital, que se puede experimentar en videojuegos o en programas multimedia para aprender a volar o hacer cirugías, por ejemplo. En estos ambientes, asumimos ese mundo recreado por la informática desde una perspectiva de usuario que experimenta nuevas sensaciones y ejerce actividades conocidas, pero que le llevan a encontrar información y destrezas nuevas.

En esos programas y proyectos que simulan cirugías o que nos hacen volar aeronaves, necesitamos construir entornos de ciudades reales con problemas actuales y que nos proyecten a futuro.

El mejor regalo para cada aniversario de Quito, sería una realidad virtual sobre los problemas acrecentados, para que los usuarios podamos vivir hoy el futuro que nos espera si continuamos con el mismo estilo y forma de consumo y comportamiento para corregirlo o mejorarlos.

Necesitamos laboratorios ciudadanos de simulación, donde se planifique con ‘big data’, que se simule a cinco, a meses, para que los datos nos den alertas tempranas, con ‘learning machine’. Eso sería una real ciudad inteligente, cuando los ciudadanos podamos tener información para proyectar el tránsito, los desechos, la educación y el deporte.

En Cuenca funciona ‘Llacta Lab’ con orientación geográfica para mejorar la ciudad. En Quito se han hecho ejercicios desde ‘Medialab’, pero no son parte de la política pública. Es necesario que las ciudades adopten la simulación como eje de planificación estratégica, para entender situaciones del pasado, movimientos y flujos, como decía el geógrafo brasileño Milton Santos. La geografía y la informática nos dan soluciones a manera de juegos y simulación. Solo quien entienda esto, podrá ser un ganador en el juego de las ciudades inteligentes.

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Pablo Escandón Montenegro

La ‘inmersividad’ es una característica de la realidad virtual (RV) y la simulación digital, que se puede experimentar en videojuegos o en programas multimedia para aprender a volar o hacer cirugías, por ejemplo. En estos ambientes, asumimos ese mundo recreado por la informática desde una perspectiva de usuario que experimenta nuevas sensaciones y ejerce actividades conocidas, pero que le llevan a encontrar información y destrezas nuevas.

En esos programas y proyectos que simulan cirugías o que nos hacen volar aeronaves, necesitamos construir entornos de ciudades reales con problemas actuales y que nos proyecten a futuro.

El mejor regalo para cada aniversario de Quito, sería una realidad virtual sobre los problemas acrecentados, para que los usuarios podamos vivir hoy el futuro que nos espera si continuamos con el mismo estilo y forma de consumo y comportamiento para corregirlo o mejorarlos.

Necesitamos laboratorios ciudadanos de simulación, donde se planifique con ‘big data’, que se simule a cinco, a meses, para que los datos nos den alertas tempranas, con ‘learning machine’. Eso sería una real ciudad inteligente, cuando los ciudadanos podamos tener información para proyectar el tránsito, los desechos, la educación y el deporte.

En Cuenca funciona ‘Llacta Lab’ con orientación geográfica para mejorar la ciudad. En Quito se han hecho ejercicios desde ‘Medialab’, pero no son parte de la política pública. Es necesario que las ciudades adopten la simulación como eje de planificación estratégica, para entender situaciones del pasado, movimientos y flujos, como decía el geógrafo brasileño Milton Santos. La geografía y la informática nos dan soluciones a manera de juegos y simulación. Solo quien entienda esto, podrá ser un ganador en el juego de las ciudades inteligentes.

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