El imperio del ‘clic’

Roque Rivas Zambrano

Un taxista me habló alarmado del coronavirus. Había visto en las redes sociales que en Brasil se detectó el primer caso de Sudamérica y estaba aterrado pensando en que pronto sería una pandemia a nivel continental. Y, ¡claro!, “entonces, ¿qué haremos cuando llegue acá, donde pensaron que un chino con hepatitis había contraído el virus?”, me dijo, sumando más de dramatismo a la situación.

Mientras merodeaba por las plataformas virtuales, leí un artículo en el que se calificaba la epidemia como una mentira global. No porque se niegue su existencia, sino porque la reflexión incluía índices de mortalidad por enfermedades graves, como el cáncer, que cobran muchas más vidas que el coronavirus pero que no ocupan las primeras planas de los medios de comunicación ni han logrado capturar la atención de organismos internacionales o de los mismos Estados para que se invierta más en investigaciones que den con la cura. Sin duda, el abordaje mediático tiene una cuota importante en la percepción generalizada sobre la epidemia, que está ligada a la interacción de los lectores con las publicaciones.

El periodista argentino Martín Caparrós hizo un experimento y se fijó en las listas de noticias más leídas de diarios en Argentina, Chile, Perú, México y Costa Rica. La conclusión es lapidaria: no hay una sola nota sobre un tema político o cambios sociales, ni un análisis, ni un reportaje, ni una investigación.

“Alguna vez se dijo que hacer periodismo es contar lo que alguien no quiere que se sepa; en tiempos como estos se puede suponer que hacer periodismo es contar lo que muchos quieren saber”, enunció. Propuso a los periodistas trabajar en contra de los lectores ávidos de noticias “chabacanas” y ofrecerles lo que realmente es transcendente, según los preceptos.

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