No para el horror

Los golpes terroristas no cesan. El yihadismo se ha cebado en diferentes puntos de la Tierra -Bagdad, Kabul, Mogadiscio-, pero la novedad es que ahora afecta a Europa: Alemania, Francia y últimamente España han sido víctimas de la estrategia criminal.

Es incalculable la siembra de terror y la sicosis de inseguridad que alimenta la perversidad de los ataques.

Denme la tormenta y la tempestad del pensamiento y la acción, más que la calma chicha de la ignorancia y la fe”. Robert Ingersoll Político norteamericano (1833-1899)

Esta oleada crea un clima de miedo en el corazón de Europa al inundar cualquier sitio, desde un festival de música a un tren o al habitualmente calmado paseo de los turistas por Las Ramblas de Barcelona, como acaba de ocurrir.

Al mismo tiempo es imposible reducir la ofensiva criminal a la obra de unos dementes que se han visto atrapados en las redes de la propaganda que pregona el Estado Islámico.

En el último atentado, los autores del crimen no podrían tener una mejor vitrina para difundir un sentimiento de terror. Pocos minutos después del ataque, ya circulaban en Internet imágenes de decenas de personas tendidas en el suelo, ensangrentadas, llorando y gritando como si se tratara de una película de horror.

Debemos obrar como hombres de pensamiento; debemos pensar como hombres de acción”. Henri Bergson Filósofo y sociólogo francés (1859-1941)Las autoridades temen que esa cadena de destrucción continuará y que Europa seguirá siendo uno de los principales objetivos terroristas.

Nadie debe engañarse: el aumento de graves actos de violencia resquebraja la confianza de la sociedad y puede acentuar la ruptura de consensos democráticos básicos. Estos hechos deben conducir a una verdadera unión frente al enemigo. Hay que actuar con sangre fría, pues todo indica que la amenaza llegó para quedarse.