La batalla perdida contra la tecnología

Por: Alejandro A. Tagliavini

Más allá de las especulaciones propias del mercado, uno de los motivos por los cuales el Bitcoin en particular ha caído casi a la mitad en estas últimas semanas es porque los gobiernos miran, cada vez con más recelo, a las criptomonedas e intentan controlarlas. No es para menos, es que su poder corre riesgo de desaparecer.

Los ministros de Finanzas y jefes de bancos centrales de Francia y Alemania, en una carta al ministro de Hacienda de Argentina que hoy detenta la presidencia del G-20, pidieron un informe internacional sobre las criptomonedas, un reporte del FMI sobre las implicaciones para su estabilidad financiera y trabajar para una acción ‘transfronteriza’ para regularlas ya que “podrían presentar riesgos sustanciales para los inversores (que)… pueden ser vulnerables a crímenes financieros”.

La parte sustancial de esta carta dice: “A largo plazo, también podrían emerger riesgos… en el campo de la estabilidad financiera”. Es que los políticos no están solos. Si algo caracteriza al sistema monetario actual dominado por los estados es que está acompañado por los grandes bancos que son socios incondicionales al punto que los han rescatado, varias veces, con cifras multimillonarias a costa de los impuestos de los empobrecidos ciudadanos. Así, pareciera que Barclays seguirá a otros bancos en EE.UU. al impedir que los clientes compren criptomonedas con sus tarjetas de crédito. Barclay card es uno de los mayores proveedores de tarjetas en Reino Unido y EE.UU. que aún no ha anunciado formalmente la prohibición que ya lo hicieron Lloyds Banking Group Plc y Virgin Money, siguiendo el ejemplo de JP Morgan Chase & Co y Citigroup.

Al regulador financiero japonés no le faltó excusa para empezar a inspeccionar las sedes de las casas de cambio de criptomonedas tras el robo masivo perpetrado contra Coincheck -cuando desaparecieron unidades de la moneda digital NEM valoradas en US$ 530 millones- que es un servicio de billetera y cambio con sede en Tokio que opera intercambios entre bitcoin/ether y monedas fiduciarias en Japón, y transacciones y almacenamiento bitcoin en otros países.

Las inspecciones realizadas por la Agencia de Servicios Financieros de Japón tienen la finalidad de “examinar sus sistemas de gestión interna, incluida la gestión de riesgos”, reveló el ministro japonés de Finanzas. Y se pidió a los 32 operadores de monedas digitales del país, incluido Coincheck, conocer sus medidas para proteger los activos de sus clientes.

Seguramente, en la medida en que los políticos sientan que su ‘soberanía’ está comprometida, saldrán a regularlos para ‘defender’ a los ciudadanos y, por cierto, conseguirán lo que siempre logran: retrasar el desarrollo social.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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