Desde la expulsión de la ‘Tierra Prometida’ a los judíos, por parte del reino asirio en el 722 a.C., hasta las grandes migraciones de las comunidades judías Ash-kenazi en los siglos XIX y XX hacia EE.UU.; pasando por la Guerra Civil española con un millón de personas desplazadas, que se suman a los 12 millones de europeos -polacos, rusos, franceses, belgas, entre otros- que partieron durante la Segunda Guerra Mundial; sin olvidar que en 1947, la independencia de la India (hinduista) dio paso al Estado de Pakistán (musulmán) y provocó el desplazamiento de 16 millones de personas; hasta llegar a la actualidad y atestiguar desde los reportes de medios la realidad de Siria y la movilización de alrededor de 11 millones hasta este 2018…
Los desplazamientos humanos producto de la violencia no dejan de impactar, aunque en lo cotidiano se prefiera mirar de costado. Las migraciones por hambruna, conflictos y gobiernos autoritarios se viven a diario, y están más cerca de lo que uno cree. Camine por terminales terrestres; cuente cuántos extranjeros se suben a vender en cada bus; vaya a las ‘curvas venezolanas’ por los parques de La Carolina o El Ejido…
Solo entre enero y marzo de 2018 ingresaron al país 207.802 venezolanos y salieron 180.860, según cifras de Migración del Ministerio del Interior. Hasta 2017, 60.560 personas vivían en calidad de refugiados en Ecuador, el 98% de ellas colombianas.
La realidad está a la vista, como a la vista está la muestra RefugiARTE, que se encuentra en el Boulevard de la NN.UU., en Quito, que reúne a más de 40 artistas provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay, quienes a través de la ilustración comparten su mirada en torno a la crisis actual que obliga a las personas a huir por causa de la persecución y la guerra. A continuación, parte de esas miradas que buscan abrirnos los ojos.