Pancho Moreno, patrimonio del deporte

Pablo Escandón Montenegro

Con tristeza se recibió la noticia de la muerte de don Alfonso Laso Bermeo, más conocido en el periodismo como Pancho Moreno, de quien tengo dos recuerdos asociados a los sentidos: la vista y el oído. Eran los años ochenta y canal 8 era de la familia Mantilla. Su logo era el 8 con la mitad del mundo. En esa frecuencia se podía ver los domingos el programa Ronda Deportiva. Al principio lo miraba en blanco y negro a finales de la década de los setentas, pero con la llegada del color prefería las dos tonalidades y no el multicolor, que era pálido, apagado y sin brillo. Allí comentaba los partidos de la semana con imágenes del ‘Atahualpa’ y del ‘Modelo’.

La agenda era con los resultados del Deportivo Quito, de la Liga, del Nacional, del Aucas y de la Católica. Allí había periodismo y no se ejercía una docta cátedra de estrategia deportiva, ni de manejo empresarial de los equipos. Periodismo sencillo, que contaba sobre los héroes y los villanos de cada partido de fútbol, del básquet y del ecuavolley. El segundo recuerdo es auditivo. En Radio Quito las transmisiones de los domingos, en los dobletes y tripletes en el ‘Atahualpa’, eran monopolio de esa voz que reía a carcajadas con cada gol y con cada intento de vencer cada arco por los jugadores contrarios.

Un relato que parecía un tango, porque con la llegada del delantero frente al arco, la voz se hacía más fuerte, sonora y sostenida; me dejaba en estado de inquietud y zozobra hasta que llegaba a cantar el gol con una sonora carcajada o decía que la pelota se había perdido entre la infraestructura de atletismo en el estadio. Sus relatos son patrimonio de nuestro fútbol y con Bodo Wuth hizo la mejor dupla de periodismo impreso y multimedia en los primeros números de la revista Estadio, desde Quito.

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