16 de octubre de 1988

CARLOS VIVAS ARMAS

Muchas fechas se han impreso en las epístolas de la humanidad, para que las recordemos como un acontecimiento que ha cambiado el curso de la historia de las sociedades y ha marcado la vida de sus integrantes.

Sin embargo, existen otras que son fundamentales para el desarrollo de las personas, para su formación como seres útiles a la sociedad, cumplidores a cabalidad de las reglas establecidas para la convivencia civilizada, en un ambiente donde lamentablemente los trasgresores todavía son mayoría.

Un dieciséis de octubre, treinta años atrás, un grupo de jóvenes se embarcó en la gran empresa que algún día les llevaría a ser caballeros del aire, iniciando un viaje en ese entonces a una lejana tierra, casi desconocida para muchos, donde no existían las facilidades de hoy, no computadoras, no celulares, no internet, teléfono solamente en la central de Ietel y cartas que llegaban de vez en cuando en el “logístico” de fin de semana.

La alegría inicial pronto fue borrándose de sus inocentes rostros, empezó su proceso de formación con largas jornadas de extenuantes ejercicios, siempre al trote, nunca al paso, estudios y actividades correctivas que se alargaban hasta altas horas de la noche y poco tiempo para descansar, el que muchas veces era utilizado para sollozar en silencio, recordando a los amados padres y extrañando la comodidad del hogar.

Nada fue en vano, son parte de una generación que con algunos “cabezas rapadas” incluso tuvo el honor de impedir el paso al caín de América; solamente uno de ellos no está, porque seguramente descendió a purificar la tierra después de haber recibido la comunión del infinito, los demás, disfrutan de algo que un Excelentísimo Presidente de la República definió como: “Lo más excelso de la especie humana”; salud Espectros.