Caminamos juntos

ALEJANDRO FABARA TORRES

El viernes pasado Madrid estrenaba su nueva Gran Vía. Esta emblemática calle de la capital española fue intervenida para adaptarla a la normativa de accesibilidad universal y supresión de barreras arquitectónicas. Ahora es un espacio con mayor protagonismo para el peatón y la bicicleta. Ampliaron las veredas, crearon nuevos pasos peatonales y reordenaron los carriles de circulación. Además de plantar nuevo arbolado, están estrenando bancas, luminarias y semáforos.

La Gran Vía es la calle que nunca duerme, porque en 1,3 kilómetros de extensión alberga los mejores restaurantes, tiendas, teatros y cines de la capital. Se preguntarán ¿cuánto tiempo pudo demorar esta obra? No se sorprendan, las obras duraron tan solo nueve meses. Se imaginan, una obra de tal magnitud lista en nueve meses. ¡Ya quisiéramos esa eficiencia en nuestra ciudad!

El espacio peatonal se aumentó en un 31,2 %. Se redujeron los carriles de circulación a dos por sentido: uno para transporte público y uno para carros y bicicletas. Se han sembrado árboles de bajo porte, que darán sombra sobre la vereda y no limitarán la vista del patrimonio arquitectónico. Se han colocado 110 bancos de granito y 33 de madera, cuyo diseño salió del concurso «Bancos para compartir» que ganó el arquitecto Marcos Plazuelo. Las luminarias son de última generación con tecnología led que cumple todos los requisitos de eficiencia energética. Se han dado el trabajo de poner pavimento drenante en las jardineras, para mejorar el desarrollo de los árboles. Y lo más novedoso: asfalto fonoabsorbente para reducir el ruido del tráfico.

Yo también quiero para Latacunga árboles que la pinten de colores, bancos para frenar la prisa que nos invade y para invitarnos a observar; quiero veredas para poder caminar abrazado de mi novia, de mi abuela y algún día de mis hijos; quiero caminar seguro a toda hora. Quiero una ciudad en la que de repente me den ganas de volver a pasear. No estamos lejos de cumplir ese sueño. ¿Caminamos juntos?