‘No hay obra que pueda detener la fuerza natural’

SITUACIÓN. Diego Molina, técnico de gestión de riesgos de la Prefectura.
SITUACIÓN. Diego Molina, técnico de gestión de riesgos de la Prefectura.

El proyecto con soluciones reales para mitigar los riesgos ante una erupción del volcán Cotopaxi y que consiste en la creación de un anillo de seguridad con obras de contención, de desfogue y desvío de los lahares, propuesto por Theofilos Toulkeredis, no es técnicamente viable porque no existe en el mundo proyecto alguno que pueda contener la fuerza de la naturaleza, explicó Diego Molina, técnico de Gestión de Riesgos de la Prefectura.

Manifestó que la afectación de las erupciones del volcán Cotopaxi se pueden entender por los registros históricos, inclusive hay familias que pudieron conocer testimonios de sus antecesores; por lo que no cabe hablar de una solución definitiva ante una erupción, porque además no se conoce a ciencia cierta, cuáles serían los niveles de una próxima erupción.

“Es una irresponsabilidad anunciar que un proyecto podrían ser la solución ante la fuerza de la naturaleza”, dijo Molina.

Aseguró que efectivamente en Japón estas obras de contención han servido como una medida para reducir el impacto negativo, pero no son una solución definitiva.

Además están acompañadas de estudios donde están bien definidas las zonas de emergencia, de evacuación y un sistema eficaz de alerta temprana, porque están concientes de que no hay medida alguna que pueda controlar la fuerza de la naturaleza, porque al final del día los estudios científicos, y los registros históricos hacen suponer de cómo será una próxima erupción, pero es únicamente una suposición.

“Si bien estamos concientes del nivel de amenaza y de afectación, ahora es esencial establecer un estudio de vulnerabilidad y en base a esto trabajar en las estrategias para reducir el riesgo, pero no se puede hablar de una solución definitiva, porque no existe”, dijo.

Agregó que también es fundamental comprender que Cotopaxi está en una zona sísmica, especialmente Latacunga y Pujilí, lo que también deben ser tomado en cuenta para establecer políticas de prevención.

Falta interés y compromiso

Molina lamentó que la población no quiera trabajar en seguridad, ya que la educación y la prevención son esenciales para poder actuar de manera eficaz ante un evento adverso, y pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.

“No es solo la capacidad de las instituciones, sino de los habitantes y para eso se requiere de capacitación permanente (…) La seguridad no se exige, se construye desde la participación activa de la comunidad, en conocimiento de sus dinámicas para poder reducir los riesgos”, expresó. (VHG)