‘ILEGALES NO ES UN GRUPO DE MONJAS’

IRREVERENCIA. A sus 63 años, Jorge ‘Ilegal’ mantiene el performance de un juvenil en escenario.
IRREVERENCIA. A sus 63 años, Jorge ‘Ilegal’ mantiene el performance de un juvenil en escenario.

Veinte minutos no son suficientes para ‘rasguñar’ las entrañas de los 63 años de Jorge Martínez, conocido como Jorge ‘Ilegal’, pero fue el tiempo que el cantautor asturiano nos entregó para comentarnos detalles de sus últimos dos conciertos que ofrecerá en Cuenca (8 de marzo, Coliseo Jefferson Pérez) y en Quito (9 de marzo, Ágora de la Casa de la Cultura).

¿Cómo prepara Ilegales sus próximos conciertos en Ecuador?
Ponemos más atención a la música en sí y al mensaje que emitimos antes que al envoltorio. Nos importan mucho menos las luces o la imagen. Creemos que en los últimos tiempos se ha concebido la cosa como un circo que ya carece de los valores intrínsecos de la música, valores que jamás debían perderse.

¿Cuál será el repertorio para los conciertos?

Veintiseis canciones y las vamos a interpretar casi sin respirar. El concierto será muy fluido y con todo el énfasis puesto en lo musical. Ilegales estuvo disuelto durante cinco años, porque no había material nuevo. Hace unos dos años y medio nos juntamos y grabamos dos discos.

¿Cómo ves el hecho de compartir escenario con Toreros Muertos?

Toreros Muertos no tiene un mensaje tan político, es un grupo más de divertimento. Pablo Carbonell (vocalista de Toreros Muertos) es un ‘showman’ muy inteligente. Me parece que será muy divertido y además son muy buenos músicos.

¿Es la primera vez que compartirán escenario?

Yo creo que sí. Puede que con algún miembro del grupo haya estado alguna vez. Con Pablo tocamos en una pequeña orquesta sinfónica. Los músicos no eran del todo buenos (risas).

Una de tus características es hacer música con gente destacada
Tocar con músicos malos es lo peor que te puede pasar. Trabajo con músicos que son muy sobrios.

¿Habrá sorpresas en el escenario?

Incluimos a un miembro más del grupo que toca teclados, es un genio, es capaz de generar sonidos y escalas y aportar mucho al grupo. Así que Willy (Vijande) ha vuelto a la banda. Él es alguien de la familia y preferimos a alguien de la casa en momentos duros.

¿Qué momentos duros?

Hemos padecido (en 2016) la muerte de Alejandro (Ospina). Es uno de los momentos más duros de mi vida y en la historia de Ilegales. Teníamos dos caminos: iniciar un camino depresivo o ponernos a tocar inmediatamente, decidimos el segundo, porque el rock es una música que está basada en el ‘blues’, una música que puede canalizar ese tipo de emociones con mucha facilidad.

Ilegales ha tenido enfrentamientos entre sus miembros ¿Cómo hacen para sobrellevar las diferencias?

Nos queremos bastante entre nosotros, pero Ilegales no es un grupo de monjas. Ilegales en un grupo de tipos duros, gente de la calle con estudios, pero individuos duros con quienes se producen discusiones agrias. Tengo que decir que cada vez son menos, porque probablemente nos conocemos más, encajamos mejor. Entre todos hay un cariño intenso.

¿En qué te inspiras para componer canciones?

(Suspira) Respiro el aire y las canciones vienen. Cuando estoy en un museo o una iglesia barroca eso hace que el motor empiece a funcionar. A veces se refleja el mundo circundante, la situación política o laboral e incluso el clima. Otras veces hay que arriesgar más y hay que ir hacia el interior. Lo más peligroso es ir a las más oscuras profundidades del yo y confesarse a uno mismo las más oscuras verdades.

¿Ibas a ser abogado?

Tenía 22 años y estaba en la Facultad de Derecho. Era un estudiante brillante, pasaba las asignaturas con facilidad, pero yo quería tocar la guitarra. Hubo un día en que dije: ‘o tocas en primera división o te haces juez o abogado’. Había que tener el valor de saltar y echarse afuera de la universidad, y lo hice. Hice un plan de ocho horas diarias de trabajo intenso y me ganaba la vida dando clases de tres horas diarias de guitarra. Me dedicaba exclusivamente a la música. Fue un proceso de asimilación intenso con lectura de literatura.

¿Cuándo creíste que estabas listo?

En 1981 ya lo tenía todo, pero en Madrid no se había desarrollado una industria capaz de sustentar la música de forma profesional. Retrasamos la salida del disco hasta 1982, ahí tuvimos un concierto inmediato. Estábamos tan preparados que arrollamos con todo lo que había.

¿De qué te arrepientes en la vida?

De muchas cosas. Debo reconocer muchísimos errores que si los volviese a vivir no los volvería a hacer. A pesar de todos los errores y la vida disipada que he vivido yo y mis compañeros, porque no se salva ninguno, pese a todo hemos conseguido una colección de grabaciones y conciertos realmente buena.

¿Además del ‘Rock and roll’ y del ‘punk’, musicalmente qué más aprecias?

Los hispanos tenemos la mala costumbre de ser los mayores enemigos de nuestra cultura. Hay música muy valiosa como el tango, el bolero…. Odio los pasodobles. Cuando tenía que tocarlos siempre estaba distraído. El riff de nuestra canción ‘Odio los Pasodobles’ nunca lo logro con perfección (risas). (FLC)

“El ‘Rock and roll’ es un ejercicio de arrogancia”