‘Efecto cocuyo’

Fabián Cueva Jiménez

El ‘cocuyo’ es un coleóptero que en la noche despide una brillante luz azulada, solitariamente no alumbra mucho, pero unidos, cientos o miles son capaces de iluminar la noche. Un medio digital tomó el nombre de ‘efecto cocuyo’, para alumbrar en Venezuela la lid para recuperar la democracia.

En educación, la Unidad Democrática del Sector Educación es el gran conjunto de luciérnagas, su propósito: “Luchar juntos, al lado del pueblo sufrido, para reconquistar la libertad”.

Desde esa instancia, en un discurso para el mundo se puntualiza que el prepotente e ignorante presidente ha causado una crisis humanitaria: salud, alimentación, seguridad y educación. Todo conlleva a un resultado, pobreza intelectual en niños y adolescentes.

Frente a las distorsionadas y mentirosas declaraciones de Elías Jaua, exministro de Educación, ante la 39 Conferencia General de la Unesco en 2018, tres profesoras, tomando investigaciones de 20 movimientos y organizaciones, de 17 referencias creíbles, han organizado un documento que deja al descubierto políticas educativas incoherentes.

Dicen que la realidad es la crisis alimentaria ataca directamente a los estudiantes, en especial a los más vulnerables; la deserción escolar aumenta debido a la pobreza; el salario del educador y su valor profesional se ha desplomado; no se construyen escuelas, en las que hay, falta electricidad y agua; la diáspora de estudiantes y docentes va en aumento; hay improvisación y anarquía en la aplicación del currículo; las acciones pedagógicas ahora son políticas, tramposas y sectarias; los diversos apoyos son solo para quienes ostentan el “carnet de la patria”; la violencia escolar e inseguridad pública ha aumentado y está presente la persecución y acoso laboral.

Amerita el pedido para que la Asamblea venezolana declare emergencia educativa y que el presidente Guaidó demande por crímenes de lesa humanidad: se causa sufrimiento, se atenta contra la salud mental y física, lo vemos en Ecuador diariamente. El Estatuto de la Corte Penal Internacional es claro. El “efecto cocuyo” aumenta.

[email protected]