Corrupción y candidatos

Sara Serrano Albuja

El ‘Kraken’ de la corrupción del anterior régimen y la pasividad del morenismo siguen destruyendo a Argos. Si los candidatos a los gobiernos locales quieren combatir la corrupción, deberían sentarse a dialogar con los ciudadanos y la academia no cooptada, esa que produce pensamiento crítico y deliberante aun habiendo sido desplazada. La academia puede ser cómplice de la corrupción. ¿Convocaron las universidades con agendas democráticas, deliberativas y horizontales a los colectivos que denunciaron los atracos de Tababela y otros? ¿A qué se redujo el rol del docente universitario, acaso a timbrar, a cumplir con las matrices totalitarias?

La prevención es mentalidad que se adelanta, es visionaria y propositiva, puede hacer bosquejos sociopolíticos, pone primero y en debate los temas sensibles y evalúa interdisciplinariamente la realidad junto a la ciudadanía en aras del bien común. Ahora, se llama a los candidatos a que digan sus propuestas en los predios universitarios; es loable, pero más efectivo será que la academia recobre urgentemente su autonomía y pluralismo y se abra.

La Contraloría, que destapó la corrupción del IESS y de otras instituciones, tendría menos calvarios si las universidades y la opinión pública no hubiesen tenido mordazas. La Contraloría y los organismos de control están en deuda con Quito con respecto al Metro y otras megaobras. ¿Se van a seguir destruyendo la arqueología y el patrimonio de Quito mientras se hacen reuniones y aplausos para cooptar votos?

Patrimonio es cultura, identidad, economía y en Quito es herida y deuda. ¿Qué hicieron las universidades para evitar la debacle? ¿A quién le importa la capilla donde están los restos de Eugenio Espejo? Los gobiernos local y central deben respetar y no cooptar a la academia.

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