TIEMPO DE REFLEXIÓN

Estos días coinciden con los ritos cristianos de la Cuaresma y el desenlace inminente de la etapa electoral. Por lo tanto es un lapso en el cual debe primar el ejercicio de una responsable reflexión.

Dejemos los asuntos religiosos a los curas y pastores, porque ese es su exclusiva área de acción, pues debemos respetarla por su elevada misión espiritual, lastimosamente menguada por la pecadora conducta de monjes y purpurados.

En los campos terrenales minados que estamos pisando, debemos utilizar la cordura, el pensamiento crítico: el buen juicio, como dice el argot popular. Hay que procesar con cuidado el lenguaje politiquero que se desparrama en las tarimas de la vecindad, donde venden su mercancía cínica los “sacrificados voluntarios” que buscan el poder como “perros con hambre” como decía León Febres Codero.

La zarabanda vulgar de la campaña sucia, se presta al desenfreno de odios y paciones; las redes sociales nos traen toda la basura que se fermenta en las entrañas de los obnubilados y la riegan sin asco a los cuatro vientos, con perversidad que espanta. Tengamos cuidado con los pululantes memes que vierten a última hora la mentira y el desprestigio. Contrastemos con fuentes confiables lo que nos traen los medios en estos tiempos de confusión. ¡No demos gusto a los cobardes que se amparan en anonimato!

Para decidir nuestro voto, que es el fugas instante del poder ciudadano, seamos profundamente cuidadosos. Porque no es justo entregar la chequera con los documentos firmados para cobro inmediato a improvisados falsarios.

Una frase bíblica llena de verdad irrefutable, es la que expresa lo siguiente: “por sus obras los conoceréis”, ¡Miremos entonces lo que un mandatario ha realizado palpablemente, porque las obras son el único lenguaje de la verdad, sean estas, diez, o más de dos mil!