La bocina del tren sacaba a los quiteños de sus casas. Salían a la rotonda de rieles, cerca de la Alpahuasi, para cambiar la dirección del tren y redirigirlo hacia el sur. El Maestro Marco Mazapanta, de 57 años, aún recuerda esa escena de su niñez cada vez que mira su primer trabajo. Aún escucha la bocina de la locomotora acercándose al cuadro que le tomó cinco meses concluir, hace ya 20 años.
Se define como uno de los últimos talladores de madera en relieve de Quito. Es un exalumno de la Escuela de Arte Quiteño Bernardo de Legarda y pupilo del maestro Neptalí Martínez.
Recuerda que su maestro le decía que cuando aprendiera a utilizar la herramienta, él escogerá el camino a seguir. Así fue que decidió dedicarse al tallado en relieve. Veía las pinturas del Quito antiguo y pensaba que podría hacer lo mismo con madera tallada.
No se imaginaba que 28 años después de haber iniciado como artista de la escuela quiteña, realizaría su primera exposición en solitario. Su mirada del Quito antiguo se expone en 30 de sus obras, que “han significado entre 20 y 25 años de trabajo”.
Todas se exponen en una sala del Museo de Arte Colonial. Ahí, el silencio que rodea su trabajo permite ‘escuchar’ las conversaciones que antiguamente ocurrían en la Alpahuasí y Maldonado, donde Mazapanta creció. También se puede ver el tren llegando a la estación de Alausí o los rezos de las monjas que caminan por el ‘Quito Conventual’. (ECV)
FRASE
No puedo morir sin saber que alguien más continuará con este arte. No puedo dejar morir a esta técnica de la escuela quiteña conmigo”, Marco Mazapanta, maestro de tallado.