Entre muertes y amotinamiento

Paulina Coronel Páez

La amenaza de un amotinamiento carcelario, sin precedentes en la historia del Ecuador, está latente. Al menos así, lo expresaron especialistas en Derechos Humanos, cercanos a la evolución de las cárceles y sus huéspedes, como la hermana Elsie Monge.

Los últimos asesinatos en los CRS, son solo una consecuencia del sistema que se vive, en el que no hay rehabilitación. Entre los especialistas y autoridades, hay dos corrientes: la una aplicada por el Gobierno de turno, en la que prima el uso de la fuerza, un estado de excepción y el aumento de los controles; y la otra expresada por los defensores de los Derechos Humanos, en la que se debe tomar en cuenta la opinión de los PPL, acercarlos a sus familias, emplear una paz negociada, y que no sean Policías los cuidadores, pues ellos son los que los apresan.

También, están aquellos que piensan que estos centros deben ser construidos con una capacidad de 500 personas, para que la vigilancia sea más afectiva. Es complicado lidiar con más de 5 000 individuos en un solo sitio y con diferentes antecedentes delictivos. Además, porque se perjudica a los habitantes de las ciudades en los que se los edifica, como el caso de Latacunga; en donde, así digan que no, y así se cambie el nombre de la cárcel; el estigma continúa y la inseguridad se acrecienta.

Será la solución declarar a la ciudad o provincia en emergencia para que los grupos de élite de la Policía ronden las calles, atrapen más delincuentes y llenen más las cárceles?. Colocar más cámaras de seguridad? La solución debe ser integral, pues se trata de un tema de corrupción, de falta de valores, de educación, de destrucción de la familia, de pobreza, de migración, de narcotráfico, de delincuencia organizada, de maltrato, en fin. La tarea es dura y es responsabilidad de todos asumirla.