Entre los sueños y las soledades

OBRA. El libro de Diego Oquendo contiene 12 cuentos breves de ficción.
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Oswaldo Paz y Miño J

Una vez que he leído ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’, colección de cuentos que acaba de publicar el periodista y poeta Diego Oquendo Silva, he recordado un fragmento de ‘El aprendizaje del escritor’, de Jorge Luis Borges:

“El oficio del poeta, el oficio del escritor, es un oficio raro. Chesterton dijo: ‘only one thing is needful, everything (solo una cosa es necesaria: todo). Ese todo para un escritor es más que una palabra genérica; ese todo para un escritor es literal. Representa lo capital, lo esencial, las experiencias humanas. Por ejemplo, un escritor necesita soledad, y consigue su parte. Un escritor necesita amor, y será amado y amante. Un escritor necesita amistad. De hecho, un escritor necesita el universo. Ser un escritor es, en un sentido, ser el que sueña despierto, vivir una suerte de doble vida”.

Los 12 cuentos de Oquendo están escritos en pequeñas doctrinas de soledad, que, como sentencia Antonio Gala: “es mejor que una taciturna compañía”.

Relatos cortos, intimistas. El lector que se asoma a sus textos encontrará arte y, por tanto placer para los sentidos. Los cuentos de ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’ decantan frases inteligentes, hondas, con lírica poética; son un muestrario indiscutible del dominio armonioso de nuestro idioma, del oficiante del don de la palabra.

La urgencia de vivir
Los 12 cuentos son de una literatura humanista escrita con tiento, talante y talento, y amor a raudales. Son letras “rociadas con el zumo de la vida”, lo que permite al lector beber sorbitos de lo dulce y lo amargo: de los sueños, de magia, de pasión y nostalgia, de las ausencias y de libertades recuperadas, de venganzas, de viajes al infinito que son, también, descensos al abismo. Son literatura que conjuga la urgencia de vivir, ante la certeza de morir:

“Sí, ahora mismo viene aproximándose -dibujando cabriolas en el aire-, un gran pedazo de papel, un folio que probablemente se escabulló al escribano del pueblo. El niño ensaya equilibrios en el borde del abismo, se eleva sobre las puntas de los pies, trata de alcanzar el pliego providencial. Salta una y otra vez sin medir la inmediatez del peligro.

Cuidado: su estabilidad es precaria, mortal. Finalmente el piso se le escabulle y…/ …Desde el interior del cañón, nimbada por la melodía del caudal de aguas transparentes, emerge una paloma blanca, muy blanca, que gana el cielo en vuelo de impecable armonía”.

Cuentos con tono poético, sin elementos extraños que desenfoquen al lector del hilo conductor que ha tendido el palabrista desde el inicio hasta el final.

Los textos deben leerse de corrido, de uno en uno, pero sin interrupciones, sabemos los lectores. Son cuentos bien escritos: literatura y arte al instante, emociones en tiempo presente.

[email protected]

Perfil
Diego Oquendo Silva

° Nació en Quito en 1938. Es periodista, escritor, poeta, abogado y doctor en Jurisprudencia. Ha ejercido fundamentalmente el periodismo y ha vivido cerca de los libros toda su vida, como lector y como autor.

Oswaldo Paz y Miño J

Una vez que he leído ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’, colección de cuentos que acaba de publicar el periodista y poeta Diego Oquendo Silva, he recordado un fragmento de ‘El aprendizaje del escritor’, de Jorge Luis Borges:

“El oficio del poeta, el oficio del escritor, es un oficio raro. Chesterton dijo: ‘only one thing is needful, everything (solo una cosa es necesaria: todo). Ese todo para un escritor es más que una palabra genérica; ese todo para un escritor es literal. Representa lo capital, lo esencial, las experiencias humanas. Por ejemplo, un escritor necesita soledad, y consigue su parte. Un escritor necesita amor, y será amado y amante. Un escritor necesita amistad. De hecho, un escritor necesita el universo. Ser un escritor es, en un sentido, ser el que sueña despierto, vivir una suerte de doble vida”.

Los 12 cuentos de Oquendo están escritos en pequeñas doctrinas de soledad, que, como sentencia Antonio Gala: “es mejor que una taciturna compañía”.

Relatos cortos, intimistas. El lector que se asoma a sus textos encontrará arte y, por tanto placer para los sentidos. Los cuentos de ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’ decantan frases inteligentes, hondas, con lírica poética; son un muestrario indiscutible del dominio armonioso de nuestro idioma, del oficiante del don de la palabra.

La urgencia de vivir
Los 12 cuentos son de una literatura humanista escrita con tiento, talante y talento, y amor a raudales. Son letras “rociadas con el zumo de la vida”, lo que permite al lector beber sorbitos de lo dulce y lo amargo: de los sueños, de magia, de pasión y nostalgia, de las ausencias y de libertades recuperadas, de venganzas, de viajes al infinito que son, también, descensos al abismo. Son literatura que conjuga la urgencia de vivir, ante la certeza de morir:

“Sí, ahora mismo viene aproximándose -dibujando cabriolas en el aire-, un gran pedazo de papel, un folio que probablemente se escabulló al escribano del pueblo. El niño ensaya equilibrios en el borde del abismo, se eleva sobre las puntas de los pies, trata de alcanzar el pliego providencial. Salta una y otra vez sin medir la inmediatez del peligro.

Cuidado: su estabilidad es precaria, mortal. Finalmente el piso se le escabulle y…/ …Desde el interior del cañón, nimbada por la melodía del caudal de aguas transparentes, emerge una paloma blanca, muy blanca, que gana el cielo en vuelo de impecable armonía”.

Cuentos con tono poético, sin elementos extraños que desenfoquen al lector del hilo conductor que ha tendido el palabrista desde el inicio hasta el final.

Los textos deben leerse de corrido, de uno en uno, pero sin interrupciones, sabemos los lectores. Son cuentos bien escritos: literatura y arte al instante, emociones en tiempo presente.

[email protected]

Perfil
Diego Oquendo Silva

° Nació en Quito en 1938. Es periodista, escritor, poeta, abogado y doctor en Jurisprudencia. Ha ejercido fundamentalmente el periodismo y ha vivido cerca de los libros toda su vida, como lector y como autor.

Oswaldo Paz y Miño J

Una vez que he leído ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’, colección de cuentos que acaba de publicar el periodista y poeta Diego Oquendo Silva, he recordado un fragmento de ‘El aprendizaje del escritor’, de Jorge Luis Borges:

“El oficio del poeta, el oficio del escritor, es un oficio raro. Chesterton dijo: ‘only one thing is needful, everything (solo una cosa es necesaria: todo). Ese todo para un escritor es más que una palabra genérica; ese todo para un escritor es literal. Representa lo capital, lo esencial, las experiencias humanas. Por ejemplo, un escritor necesita soledad, y consigue su parte. Un escritor necesita amor, y será amado y amante. Un escritor necesita amistad. De hecho, un escritor necesita el universo. Ser un escritor es, en un sentido, ser el que sueña despierto, vivir una suerte de doble vida”.

Los 12 cuentos de Oquendo están escritos en pequeñas doctrinas de soledad, que, como sentencia Antonio Gala: “es mejor que una taciturna compañía”.

Relatos cortos, intimistas. El lector que se asoma a sus textos encontrará arte y, por tanto placer para los sentidos. Los cuentos de ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’ decantan frases inteligentes, hondas, con lírica poética; son un muestrario indiscutible del dominio armonioso de nuestro idioma, del oficiante del don de la palabra.

La urgencia de vivir
Los 12 cuentos son de una literatura humanista escrita con tiento, talante y talento, y amor a raudales. Son letras “rociadas con el zumo de la vida”, lo que permite al lector beber sorbitos de lo dulce y lo amargo: de los sueños, de magia, de pasión y nostalgia, de las ausencias y de libertades recuperadas, de venganzas, de viajes al infinito que son, también, descensos al abismo. Son literatura que conjuga la urgencia de vivir, ante la certeza de morir:

“Sí, ahora mismo viene aproximándose -dibujando cabriolas en el aire-, un gran pedazo de papel, un folio que probablemente se escabulló al escribano del pueblo. El niño ensaya equilibrios en el borde del abismo, se eleva sobre las puntas de los pies, trata de alcanzar el pliego providencial. Salta una y otra vez sin medir la inmediatez del peligro.

Cuidado: su estabilidad es precaria, mortal. Finalmente el piso se le escabulle y…/ …Desde el interior del cañón, nimbada por la melodía del caudal de aguas transparentes, emerge una paloma blanca, muy blanca, que gana el cielo en vuelo de impecable armonía”.

Cuentos con tono poético, sin elementos extraños que desenfoquen al lector del hilo conductor que ha tendido el palabrista desde el inicio hasta el final.

Los textos deben leerse de corrido, de uno en uno, pero sin interrupciones, sabemos los lectores. Son cuentos bien escritos: literatura y arte al instante, emociones en tiempo presente.

[email protected]

Perfil
Diego Oquendo Silva

° Nació en Quito en 1938. Es periodista, escritor, poeta, abogado y doctor en Jurisprudencia. Ha ejercido fundamentalmente el periodismo y ha vivido cerca de los libros toda su vida, como lector y como autor.

Oswaldo Paz y Miño J

Una vez que he leído ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’, colección de cuentos que acaba de publicar el periodista y poeta Diego Oquendo Silva, he recordado un fragmento de ‘El aprendizaje del escritor’, de Jorge Luis Borges:

“El oficio del poeta, el oficio del escritor, es un oficio raro. Chesterton dijo: ‘only one thing is needful, everything (solo una cosa es necesaria: todo). Ese todo para un escritor es más que una palabra genérica; ese todo para un escritor es literal. Representa lo capital, lo esencial, las experiencias humanas. Por ejemplo, un escritor necesita soledad, y consigue su parte. Un escritor necesita amor, y será amado y amante. Un escritor necesita amistad. De hecho, un escritor necesita el universo. Ser un escritor es, en un sentido, ser el que sueña despierto, vivir una suerte de doble vida”.

Los 12 cuentos de Oquendo están escritos en pequeñas doctrinas de soledad, que, como sentencia Antonio Gala: “es mejor que una taciturna compañía”.

Relatos cortos, intimistas. El lector que se asoma a sus textos encontrará arte y, por tanto placer para los sentidos. Los cuentos de ‘Los pájaros prefieren volar en la tierra’ decantan frases inteligentes, hondas, con lírica poética; son un muestrario indiscutible del dominio armonioso de nuestro idioma, del oficiante del don de la palabra.

La urgencia de vivir
Los 12 cuentos son de una literatura humanista escrita con tiento, talante y talento, y amor a raudales. Son letras “rociadas con el zumo de la vida”, lo que permite al lector beber sorbitos de lo dulce y lo amargo: de los sueños, de magia, de pasión y nostalgia, de las ausencias y de libertades recuperadas, de venganzas, de viajes al infinito que son, también, descensos al abismo. Son literatura que conjuga la urgencia de vivir, ante la certeza de morir:

“Sí, ahora mismo viene aproximándose -dibujando cabriolas en el aire-, un gran pedazo de papel, un folio que probablemente se escabulló al escribano del pueblo. El niño ensaya equilibrios en el borde del abismo, se eleva sobre las puntas de los pies, trata de alcanzar el pliego providencial. Salta una y otra vez sin medir la inmediatez del peligro.

Cuidado: su estabilidad es precaria, mortal. Finalmente el piso se le escabulle y…/ …Desde el interior del cañón, nimbada por la melodía del caudal de aguas transparentes, emerge una paloma blanca, muy blanca, que gana el cielo en vuelo de impecable armonía”.

Cuentos con tono poético, sin elementos extraños que desenfoquen al lector del hilo conductor que ha tendido el palabrista desde el inicio hasta el final.

Los textos deben leerse de corrido, de uno en uno, pero sin interrupciones, sabemos los lectores. Son cuentos bien escritos: literatura y arte al instante, emociones en tiempo presente.

[email protected]

Perfil
Diego Oquendo Silva

° Nació en Quito en 1938. Es periodista, escritor, poeta, abogado y doctor en Jurisprudencia. Ha ejercido fundamentalmente el periodismo y ha vivido cerca de los libros toda su vida, como lector y como autor.