Mantenerse en el poder a costa de todo

Lorena Alvarez

Protestas ciudadanas, gobiernos insensibles, entornos violentos, al parecer son las características que vive nuestra América Latina, enfrentamientos y una profunda polarización es la que se siente en nuestros países, de acuerdo a la teoría de la sociedad líquida del filósofo Baumán lo que vivimos tiene que ver con una ruptura con las instituciones y estructuras fijadas propias de los fenómenos sociales de la modernidad, seguro cada quien tiene su lectura, por una parte cabe preguntarse cuanto de lo que vivimos tiene que ver con nuestra formación.

Lo que sucedió en Bolivia debe cuestionar seriamente hasta dónde se está dispuesto a llegar con el único propósito de mantenerse en el poder, y esto es válido para muchas situaciones incluso de nuestra vida, hasta dónde estamos dispuestos a llegar con el afán de conservar nuestro estatus?, la respuesta obvia sería que hasta donde nos lo permita nuestros valores y nuestros principios, pero en la cotidianidad es así? Lo triste es que cada vez miramos como las ansias de poder pueden llegar a dejar de lado todo tipo de valores deontológicos, de tal manera se permiten atropellos, fraudes, injurias, deslealtades con el único propósito de supuestamente “seguir sirviendo a quienes más lo necesitan”; no es mí interés quedarme en juzgar, por el contrario que todos y todas nos hagamos estas preguntas y también nos preguntemos que estamos haciendo para que las nuevas generaciones de gobernantes sean distintas. Finalizo compartiendo un texto de un tweet del periodista Félix de Bedout que me parece resume la urgente necesidad de reflexión y participación: “Cuando un mandatario pierde contacto con la realidad, cuando solo escucha a los aduladores de turno, cuando no se entiende que en democracia nadie se puede sentir irremplazable, se convierte en un peligro”, definitivamente aplicable a todo.

Lorena Alvarez

Protestas ciudadanas, gobiernos insensibles, entornos violentos, al parecer son las características que vive nuestra América Latina, enfrentamientos y una profunda polarización es la que se siente en nuestros países, de acuerdo a la teoría de la sociedad líquida del filósofo Baumán lo que vivimos tiene que ver con una ruptura con las instituciones y estructuras fijadas propias de los fenómenos sociales de la modernidad, seguro cada quien tiene su lectura, por una parte cabe preguntarse cuanto de lo que vivimos tiene que ver con nuestra formación.

Lo que sucedió en Bolivia debe cuestionar seriamente hasta dónde se está dispuesto a llegar con el único propósito de mantenerse en el poder, y esto es válido para muchas situaciones incluso de nuestra vida, hasta dónde estamos dispuestos a llegar con el afán de conservar nuestro estatus?, la respuesta obvia sería que hasta donde nos lo permita nuestros valores y nuestros principios, pero en la cotidianidad es así? Lo triste es que cada vez miramos como las ansias de poder pueden llegar a dejar de lado todo tipo de valores deontológicos, de tal manera se permiten atropellos, fraudes, injurias, deslealtades con el único propósito de supuestamente “seguir sirviendo a quienes más lo necesitan”; no es mí interés quedarme en juzgar, por el contrario que todos y todas nos hagamos estas preguntas y también nos preguntemos que estamos haciendo para que las nuevas generaciones de gobernantes sean distintas. Finalizo compartiendo un texto de un tweet del periodista Félix de Bedout que me parece resume la urgente necesidad de reflexión y participación: “Cuando un mandatario pierde contacto con la realidad, cuando solo escucha a los aduladores de turno, cuando no se entiende que en democracia nadie se puede sentir irremplazable, se convierte en un peligro”, definitivamente aplicable a todo.

Lorena Alvarez

Protestas ciudadanas, gobiernos insensibles, entornos violentos, al parecer son las características que vive nuestra América Latina, enfrentamientos y una profunda polarización es la que se siente en nuestros países, de acuerdo a la teoría de la sociedad líquida del filósofo Baumán lo que vivimos tiene que ver con una ruptura con las instituciones y estructuras fijadas propias de los fenómenos sociales de la modernidad, seguro cada quien tiene su lectura, por una parte cabe preguntarse cuanto de lo que vivimos tiene que ver con nuestra formación.

Lo que sucedió en Bolivia debe cuestionar seriamente hasta dónde se está dispuesto a llegar con el único propósito de mantenerse en el poder, y esto es válido para muchas situaciones incluso de nuestra vida, hasta dónde estamos dispuestos a llegar con el afán de conservar nuestro estatus?, la respuesta obvia sería que hasta donde nos lo permita nuestros valores y nuestros principios, pero en la cotidianidad es así? Lo triste es que cada vez miramos como las ansias de poder pueden llegar a dejar de lado todo tipo de valores deontológicos, de tal manera se permiten atropellos, fraudes, injurias, deslealtades con el único propósito de supuestamente “seguir sirviendo a quienes más lo necesitan”; no es mí interés quedarme en juzgar, por el contrario que todos y todas nos hagamos estas preguntas y también nos preguntemos que estamos haciendo para que las nuevas generaciones de gobernantes sean distintas. Finalizo compartiendo un texto de un tweet del periodista Félix de Bedout que me parece resume la urgente necesidad de reflexión y participación: “Cuando un mandatario pierde contacto con la realidad, cuando solo escucha a los aduladores de turno, cuando no se entiende que en democracia nadie se puede sentir irremplazable, se convierte en un peligro”, definitivamente aplicable a todo.

Lorena Alvarez

Protestas ciudadanas, gobiernos insensibles, entornos violentos, al parecer son las características que vive nuestra América Latina, enfrentamientos y una profunda polarización es la que se siente en nuestros países, de acuerdo a la teoría de la sociedad líquida del filósofo Baumán lo que vivimos tiene que ver con una ruptura con las instituciones y estructuras fijadas propias de los fenómenos sociales de la modernidad, seguro cada quien tiene su lectura, por una parte cabe preguntarse cuanto de lo que vivimos tiene que ver con nuestra formación.

Lo que sucedió en Bolivia debe cuestionar seriamente hasta dónde se está dispuesto a llegar con el único propósito de mantenerse en el poder, y esto es válido para muchas situaciones incluso de nuestra vida, hasta dónde estamos dispuestos a llegar con el afán de conservar nuestro estatus?, la respuesta obvia sería que hasta donde nos lo permita nuestros valores y nuestros principios, pero en la cotidianidad es así? Lo triste es que cada vez miramos como las ansias de poder pueden llegar a dejar de lado todo tipo de valores deontológicos, de tal manera se permiten atropellos, fraudes, injurias, deslealtades con el único propósito de supuestamente “seguir sirviendo a quienes más lo necesitan”; no es mí interés quedarme en juzgar, por el contrario que todos y todas nos hagamos estas preguntas y también nos preguntemos que estamos haciendo para que las nuevas generaciones de gobernantes sean distintas. Finalizo compartiendo un texto de un tweet del periodista Félix de Bedout que me parece resume la urgente necesidad de reflexión y participación: “Cuando un mandatario pierde contacto con la realidad, cuando solo escucha a los aduladores de turno, cuando no se entiende que en democracia nadie se puede sentir irremplazable, se convierte en un peligro”, definitivamente aplicable a todo.