Periodismo o show

Las grandes diferencias entre comunicador y periodista se establecen, básicamente, en la ética, los principios y el conocimiento que los públicos deben diferenciar, para agradecer y respaldar a los buenos periodistas que buscan la verdad a toda costa y riesgo, por eso el poder los teme y a veces los elimina de una forma u otra.

Fallamos mucho en este ejercicio. Las empresas mediáticas de diferentes tamaños, prefieren tener comunicadores que en vez de informar hagan show, como la mayoría de medios audiovisuales, donde abogados, ingenieros y otros hacen actuaciones de aparente periodismo, logrando aceptación de la audiencia y satisfaciendo a la empresa que obtiene el aporte de las otras fuerzas del mercado, incluida la “política”.

Hay comunicadores con facilidad de palabra y gesticulación que los hace divertidos, otros son zalameros con sus entrevistados, otros agresivos de conveniencia y así por el estilo, de rato en rato dando golpes de efecto que agradan a una audiencia poco culta.

Los periodistas profesionales siguen normas y buscan encontrar verdades en medio de las turbulentas aguas de la codicia política y de poder, generalmente se ubican en medios impresos, radio y televisión, pero en la parte oculta, donde la actuación no es necesaria, pero el trabajo sí.

El buen periodismo, antes de la formación académica, nació en Inglaterra y prosperó en Estados Unidos, hay valiosos ejemplos que se jugaron todo por la verdad, sin sectarismos, salieron de los medios por sostener sus principios, lo enfatiza el maestro norteamericano Walter Lippmann, en su libro ‘Opinión pública’. El periodismo no es aprovechar del poder para sí, ni para gozar el ego pavoneado, sino para servir a la comunidad con honestidad, precisión y verdad, sin poses ni prepotencias.

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