El Espíritu de 1776

Haber estudiado como becado en mi postgrado para obtener la Maestría en Derecho Comparado, en la Universidad de Nueva York, NYU MC 76, me emociona y debo expresar a ustedes, en este aniversario del 4 julio, que renazca el Espíritu del 76, con redobles de tambores y banderas desplegadas por la independencia. A nadie extrañe entonces, que con ese Espíritu derrotaremos la pandemia que hoy sufrimos, con una cooperación tecnológica inmediata. La comunidad internacional debe rogar a la Divina Providencia para que ilumine a los estadistas que rigen el mundo, más allá de las Naciones Unidas, y entiendan que todos somos habitantes de una misma nave planetaria.

Igualmente, para nadie es un secreto que quienes ganaron como derechos inalienables, la libertad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad, fueron ciudadanos comunes, convertidos en milicia por líderes que lucharon contra ejércitos superiores en armamentos y preparación bélica. Sin embargo, gracias a su espíritu supieron triunfar en Lexington y en Concord, guiados por el ejemplo de un puñado de hombres de paradoja como George Washington, que al igual que Simón Bolívar, prefirieron ser presidentes y no reyes, y la América debe ser una sola como el gran sueño de esperanza y de mejores días para todos.

Nuestra diplomacia se encuentra bien representada en USA, con la misma mujer que ya ocupó la misión en el Distrito Federal de Washington.

Estoy seguro que saldremos de esta crisis, si logramos cambiar la corrupción, la ignorancia y la servidumbre, por las virtudes, las luces, la libertad, así nos lo proclamó Simón Bolívar en Angostura hoy Ciudad Bolívar, en la primera constituyente de la América Hispana en 1819.

Séame permitido resaltar la afinidad de nuestro libertador Simón Bolívar, quien nació un 24 de julio de 1783, para manifestar que bien está, que nuestra política exterior encuentre en el Espíritu del 76, no solo el civismo patriota, sino también, el esfuerzo que constituye plasmar en realidad un verdadero tratado bilateral efectivo, que brinde el camino a seguir en el proceso histórico de progreso y bienestar, porque nuestros pueblos sufren asimétricamente el flagelo del hambre, la enfermedad, el crimen organizado y la muerte.

Todos debemos entender que se trata de una relación económica para mejorar el desarrollo de exportaciones entre ambos Estados soberanos, fundamentalmente para nuestros gobernantes, debe ser prioritaria la transparencia de la justicia, para evitar la impunidad de quienes obtienen refugio con todas las toneladas del alijo de estupefacientes y con la protección de firmas poderosas de abogados internacionales.

Finalmente, en este espacio, es mi deseo y mi creencia al recordar el aniversario del 4 de julio de 1776, que tenemos el derecho a gobiernos de leyes y no de los corruptos.