Cierre de escuelas aumenta riesgo de abandono escolar

Tiempo. Las clases presenciales se suspendieron desde el 12 de marzo de 2020.
Tiempo. Las clases presenciales se suspendieron desde el 12 de marzo de 2020.

Sin estudio habría un incremento de uniones tempranas, embarazos adolescentes y violencia de género.

«Entre más tiempo permanezcan las escuelas cerradas, más se amplía el riesgo de que los niños y las niñas en situaciones de vulnerabilidad no regresen a las escuelas», dijo Shelly N. Abdool, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en América Latina.

Las declaraciones las realizó durante un foro virtual, sobre el impacto social del Covid-19 en áreas como la educación y el embarazo adolescente.

Múltiples riesgos

Abdool dijo que es vital implementar planes de retorno bioseguro y paulatino, para que los niños en situaciones de vulnerabilidad sigan con su derecho a la educación.

Verónica Legarda, coordinadora nacional de abogacía en Aldeas Infantiles SOS Ecuador, explicó que debido a la crisis económica “el trabajo infantil es parte de las estrategias de sobrevivencia de las propias familias”, lo que derivaría en la deserción escolar. Para que eso no suceda, la experta indica que es necesario trabajar entre instituciones afines, como los Ministerios de Educación y de Inclusión Económica y Social.

Actualmente, en Ecuador 375.000 niños, niñas y adolescentes trabajan, pese a que la Constitución prohíbe esta actividad “peligrosa y nociva que perpetúa la pobreza e implica en los niños un obstáculo para su aprendizaje”, agrega Legarda.

Duras consecuencias

Otra de las consecuencias de permanecer en el confinamiento, indicó Shelly N. Abdool, es que aumenta hasta nueve veces el riesgo de que se presenten uniones tempranas, violencia de género y embarazos adolescentes.

El cierre de escuelas aumenta hasta nueve veces el riesgo de que se presenten uniones tempranas, violencia de género y embarazos adolescentes. Cifras de Unicef detallan que el cierre de escuelas ha impactado a 1.370 millones de estudiantes a nivel mundial y a 4,6 millones en Ecuador.

Además, existen niños, niñas y adolescentes que se encuentran en condición de vulnerabilidad en sus casas y enfrentan amenazas, como la violencia intrafamiliar y son las escuelas los espacios donde estas conductas se pueden detectar y denunciar.

Unicef anunció que está trabajando con las autoridades nacionales y la sociedad civil “para garantizar la continuidad de la educación en emergencia, de acuerdo al contexto del país y siempre poniendo como prioridad la salud y el bienestar integral de los niños, niñas y adolescentes”.

Retorno progresivo

Monserrat Creamer, ministra de Educación, hizo eco de lo declarado por la Unicef. En una entrevista con LA HORA informó que el retorno progresivo a las aulas se iniciará en las escuelas comunitarias de la Costa -es decir, las que tienen menos de 35 estudiantes-, muchas en espacios donde el número de contagios es mínimo. Eso sí, “luego de preparar los espacios con infraestructura sanitaria necesaria”.

37% de los hogares tienen acceso a Internet en Ecuador, es decir que:

6 de cada 10 niños no pueden educarse a través de plataformas digitales.Aproximadamente, 1.000 instituciones de la Costa están en análisis para ser incorporadas a esta modalidad a mediados de agosto. El retorno progresivo implica asistir a clases presenciales, por grupos, dos o tres días a la semana.

Tres modalidades

Mientras el régimen Costa-Galápagos lleva más de un mes en clases, la Sierra-Amazonía iniciará el primero de septiembre.

Los padres de familia, indicó Creamer, podrán elegir tres modalidades de educación tanto en la educación fiscal como en la particular: educación abierta (a través de plataformas virtuales), en casa (‘home schooling’) y retorno progresivo a las aulas.

“Las familias podrán elegir por si tienen algún temor. Debo decir que no todos los países están dando esta flexibilidad”, añadió Creamer, quien también explicó que, una vez elegida una modalidad, no se puede cambiar hasta el siguiente año lectivo.

Sobre las recomendaciones de Unicef, Creamer agregó que el confinamiento afecta a los niños y los adolescentes en dos sentidos: psicosocial y académico.

“Parte fundamental de la educación es la socialización. Uno se construye en relación al otro. Pensar en el retorno desde el punto de vista formativo es realmente urgente”, dijo Creamer, y agregó que en estos cuatro meses los niños ya debieron aprender hábitos de higiene esenciales para vivir en la ‘nueva normalidad’. (AVV)

Parte fundamental de la educación es la socialización. Uno se construye en relación al otro. Pensar en el retorno desde el punto de vista formativo es realmente urgente”. Monserrat Creamer, ministra de Educación.