El futuro no existe

Escribía Jorge Enrique Adoum en su ensayo, Ecuador: señas particulares: “La abolición del futuro es síntoma nacional de una enfermedad mucho más grave: se diría del nuestro que es un país transitorio, que vive al día… país donde el tiempo no existe, donde da lo mismo hoy que mañana. … Me parecen inútiles y casi risibles ciertos análisis del siglo que termina, de los que se desprenden las perspectivas del que viene, como si alguien estuviera acostumbrado aquí a prever lo que será más allá de la semana próxima…”.

Estas frases duramente admonitorias cobran fuerza en momentos en que la vida de la humanidad y del país, caracterizados por la incertidumbre, complejidad y angustia, demandan una reflexión estratégica y la voluntad severa de corregir rumbos, de modo de evitar la catástrofe que se anuncia.

Al análisis de estos temas dedican gran parte de su tiempo los centros de estudios medios y superiores del Ecuador. Miles de profesionales y estudiantes pueden con solvencia explicarlos y debatirlos en aulas, auditorios y otros espacios del saber.

El futuro es un campo de opciones abiertas, un espacio para la realización humana, un proceso de construcción resultante de la interacción de los seres humanos con su ambiente natural; que nada esta fatalmente determinado porque existe un cúmulo de posibilidades y oportunidades que pueden obrar en favor de un mejor destino para un pueblo decidido.

Ahora, más que nunca, la dirigencia de todo orden debe demostrar su capacidad y voluntad de adaptarse a los cambios externos e internos, para influir en estos contextos adversos y hacerlos trabajar a favor de los mejores intereses de la Nación. Cuando el dolor abruma a tantas familias ecuatorianas, es indispensable que prime la voluntad y un mínimo de sensatez en todos los grupos sociales para llegar a acuerdos colectivos que, de no alcanzarlos sería algo así como cometer suicidio.

Cabe saludar entusiastamente la nueva iniciativa de la Fundación Esquel que, con el nombre de ‘Pacto Social por la Vida y el Ecuador’, convoca a “una gran plataforma nacional… de unidad, generosidad, trabajo en equipo e inteligencia colectiva”, para avanzar en estos procesos y evitar una trágica “abolición del futuro”.

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