Redacción SAO PAULO
Las víctimas de la dictadura brasileña que trabajaban en la automotriz alemana Volkswagen celebraron ayer el acuerdo para reparar las violaciones a los derechos humanos sucedidas con la colaboración de la multinacional, durante el régimen militar que gobernó al país suramericano entre 1964 y 1985.
En un acuerdo histórico alcanzado con la Fiscalía de Sao Paulo y divulgado el miércoles, la filial brasileña de Volkswagen admitió que colaboró con la dictadura brindando, por ejemplo, datos de sus empleados supuestamente disidentes, a los que, en algunos casos, se detenía sin orden judicial y torturaba.
Como resarcimiento, la filial alemana donará a partir del próximo año 36 millones de reales (unos 6,5 millones de dólares) para iniciativas de derechos humanos. Este proceso fue fruto una investigación realizada entre 2015 y 2017 que determinaba la existencia de nexos entre la empresa y el régimen.
Torturados
Según el historiador alemán Christopher Kopper, la empresa apoyó al Gobierno militar y por lo menos seis trabajadores fueron presos y uno fue torturado dentro de las instalaciones de la fábrica en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial conocido como ABC y localizado en la región metropolitana de Sao Paulo.
Parte del monto de resarcimiento, unos 3 millones de dólares, serán entregados a la Asociación Heinrich Plagge para reparar daños a unas 52 víctimas de la persecusión o a sus herederos..