El poder y la política

La esencia de la política es el poder y el camino tradicional para alcanzarlo es la estrategia. La política varía entre el deseo de servir, el prestigio e influencia que el poder confiere y las ambiciones personales. Ostentar el poder para sí mismos es el rasgo fundamental que poseen todos quienes viven de la política.

El prestigio es una emoción frágil, que, así como llega, termina. Las emociones son reacciones afectivas que se presentan de forma brusca y en una tonalidad de agrado o desagrado, miedo o cólera, placer o dolor, amor u odio, excitación o depresión, admiración o envidia, desprecio o indignación. La vida afectiva de todos los seres humanos está marcada por las emociones, sentimientos y pasiones.

El poder se está escapando de las manos de los regímenes políticos con partidos únicos, de las organizaciones tradicionales donde la autoridad está concentrada en grupos de poder, donde los eternos dirigentes toman las decisiones, escogen candidatos y “elaboran programas” banales. Los movimientos políticos pequeños tienen agendas específicas sueltas; son ecologistas, defensores del planeta, los derechos humanos, el integracionismo y determinadas libertades; generalmente utilizan a la juventud y sus militantes como simples acompañantes o portadores de propaganda.

En la política surgen nuevas fuerzas, integradas por líderes que no fueron tomados en cuenta en las estructuras de los partidos tradicionales, pero fueron utilizados para apoyar y captar votos. Existen partidos políticos formados por quienes buscan probar suerte, motivados por ambiciones personales. Son los mismos de siempre que no tienen ningún tipo de ideología pero buscarán repetir puestos electorales. El ostentar el poder para sí mismos y sus acólitos es el rasgo fundamental que tienen todos quienes han destrozado la vida social, económica y política del país.

Debemos apoyar a gente con principios, que tenga los méritos suficientes para llegar al poder y puedan gobernar de manera consciente, íntegra y honesta. La política debe dejar de ser la coalición de los populistas, que basan sus esperanzas en una amalgama de grupos sociales y organizaciones con prioridades enfrentadas.

Rodrigo Contero Peñafiel