¡Buenos días, señor Presidente! Cucalón a la vista

Emilio Palacio

Supongo que sus asesores le habrán advertido ya que si efectivamente Henry Cucalón inscribe su candidatura para la presidencia, usted tendrá que enfrentar a un rival que sí podría hacerle calor, el único hasta ahora.

Cucalón, como todos los políticos, tiene fortalezas y debilidades. Su mayor ventaja es su capacidad para dirigir las instituciones del Estado, demostrada durante su paso por el Ministerio de Gobierno. Desde esa posición actuó como un hombre que piensa con cabeza propia, que no recibe órdenes por teléfono, que está abierto al diálogo pero que no renuncia a sus objetivos, y que sabe dominar su carácter. Es joven pero se comporta como un adulto, y esa es una combinación que podría ser atractiva para los electores.

Su mayor debilidad es que no cuenta con un partido propio, por lo que se verá obligado a negociar con otras fuerzas, posiblemente con María Paula Romo, como se ha dicho. Eso implicará una difícil negociación sobre las candidaturas para la Asamblea Nacional. Cucalón no puede arriesgarse a repetir la experiencia de otros presidentes, que no pudieron hacer mayor cosa porque tuvieron la legislatura en contra.

Por último, el país lo conoce a él, pero pocos conocen su proyecto de país, de tal modo que si durante la campaña no consigue exponer con claridad un plan de gobierno coherente, habrá desaprovechado una excelente oportunidad.

La principal fortaleza de María Paula Romo es su capacidad para el manejo político, refiriéndome no sólo a la política de alto vuelo sino también al muñequeo, al olfato para las trampas, y a saber distinguir amigos de enemigos.

Lamentablemente, esa capacidad política en gran medida se desperdició por un error que insiste en cometer. Me refiero a su obsesión por construir liderazgos a la sombra de otro. Lo intentó con Correa y le fue mal; lo volvió a intentar con Moreno y le fue peor. Con Fernando Villavicencio avanzó algo, pero no mucho. El resultado fue un enorme deterioro de su imagen, algunas veces con razón y otras de manera injusta, puesto que se la acusó de barbaridades que no cometió.

Algunos han recordado que en cierta ocasión Cucalón se expresó muy mal de la Romo. Pero eso es algo que todos los políticos, absolutamente todos, hicieron alguna vez (primero se insultan como estudiantes de colegio  y luego se abrazan como niños del kindergarten), de tal manera que eso difícilmente influirá en el electorado.

Poniendo los pros y los contra en la balanza de la lógica política, el resultado no es malo para Cucalón. Si pelea bien y con altura, y si su compañero o compañera de fórmula le sigue el paso, podrían obtener un excelente resultado.

Pero lo mismo habría que decir de usted, señor Presidente. Ahora más que nunca necesitará consolidar sus aciertos (que son muchos) pero también deberá evitar los errores (que asimismo son bastantes). Tendrá que demostrarle al país, sobre todo, que sí puede controlar sus reacciones, sin dejarse llevar por las pasiones del momento.

De lo contrario, si no rectifica, si persiste en meteduras de pata que se le han señalado, muchos ecuatorianos que todavía están dispuestos a apoyarlo, podrían sacar la conclusión de que hay otra alternativa democrática que quizás esté en mejores condiciones para derrotar a las mafias políticas… y en ese caso su camino hacia la reelección será cuesta arriba.