Defensa de la democracia

Franklin Barriga López

En los  ejercicios conjuntos de Panamá, con delegaciones militares de casi veinte países americanos, la general de cuatro estrellas Laura Richardson ha hecho acertadas afirmaciones.

Entre otras reflexiones orientadas a la colaboración recíproca para enfrentar las crecientes amenazas, la Jefa del Comando Sur ha manifestado: “Nuestros enemigos se despiertan todos los días tratando de reemplazarnos, de reemplazar la democracia, pero el equipo de la democracia que estoy viendo es mucho más fuerte que el de nuestros enemigos, la autocracia. El de la democracia es un equipo poderoso que trabaja en todos los ámbitos para garantizar un hemisferio occidental libre”.

Bienvenidas estas alertas, ya que existen adversarios de la democracia que actúan permanentemente y de diferentes maneras para infiltrarse en los países latinoamericanos y caribeños, a fin de encontrar campo propicio para su expansionismo. Cuando ello sucede, es sumamente difícil salir del yugo  que imponen las tiranías.

Los ‘tontos útiles’ del absolutismo no han desaparecido, algunos incluso tienen en sus manos los destinos de países cuyos electores no se dieron cuenta, oportunamente, que se trataba de “lobos disfrazados de ovejas”.

Los totalitarios convierten a las fuerzas militares en pretorianas, a fin de mantenerse en el poder; suprimen, como política de Estado, las libertades fundamentales,  esclavizan a los pueblos. No olvidemos los horrores de la Rusia soviética, que narra Solzhenitsyn, Premio Nobel, en “Archipiélago Gulag”. La muestra más expresiva del fracaso de los regímenes autocráticos es la Caída del Muro de Berlín. Los países más  adelantados del mundo han podido llegar a ese nivel por su atmósfera de libertad y democracia, la que debe ser defendida en todo tiempo y lugar, por todos los ciudadanos, principalmente por las fuerzas militares, siempre unidas y leales a los principios de la civilización.