La cosa política baila

Kléber Mantilla Cisneros

El mayor problema de los gobiernos de la región es desconocer que el crimen organizado y la narcopolítica utilizan Inteligencia Artificial (IA) para sus operaciones: lavado de activos, contratación pública, interpretación de leyes, recolección de bases de datos (jueces, fiscales y policías sobornables); las rutas y cargamentos de droga. Los cibernegocios de armas (autónomas y más); lo bursátil al vender minerales (oro, plata o cobre), submarinos, avionetas, torres de control, yates; la manipulación de posverdades y temas dominantes en redes sociales; hasta los fraudes electorales inteligentes.

La IA lanza debates. Ahora la salida de la cubana Alondra Santiago ocupa más tiempo y energía que el incremento del costo de la vida y el precio de las gasolinas. Los resultados del fútbol importan más que la polarización y el fraccionamiento político. Nos llenan sobre un plan de alimentación escolar, becas para mujeres y una recompensa por información de terroristas; pero, no nos explican el nepotismo de la familia presidencial ni la mediocridad de los egresados universitarios de medicina, la muerte de los enfermos de diálisis o las mafias detrás de la crisis energética y petrolera. Nada sobre el desvío del cobro de impuestos y las exigencias del FMI que complican la calidad de vida de nuestra gente.

No obstante, la cosa política baila y no se detiene. ¿A quién le interesa vestirse de luces? Pensaría que el único quién aplaudiría el coqueteo cínico del ex ministro visible de Guillermo Lasso con su par del gobierno de Lenín Moreno solo podría ser el prófugo de Bélgica. ¿No son lo mismo Correa-Noboa y Moreno-Lasso? ¿Quién construyó cárceles inservibles y aplastó comunidades irreverentes? ¿Quién inventó comisarías contra la libertad de expresión, retiró visados a activistas y persiguió periodistas? ¿Quién se vanaglorió de aprendiz de tiranuelo, autoritario, vulgar, estridente, superficial y delirante?

Fíjense, que esa práctica de gobernar con remiendos, engaños y maquinaciones, no tiene ideología. Eso de inundar de ‘likes’ las redes y el TikTok para subir popularidad como las sabatinas nefastas del pasado vienen con marca y precio. Y, nada de lo robado se ha recuperado. Pero, dejemos al algoritmo de los datos fríos de cualquier plataforma. Hidroeléctricas sobrevaloradas, la triangulación sin facturas por la venta de crudo, el asesinato ‘político’ de Fernando Villavicencio, el desabastecimiento asesino de medicinas, la deuda inconmensurable al IESS y a Solca; la educación cooptada por narcorreístas y el círculo vicioso de una justicia impune. ¿Hasta cuándo abusan de la paciencia de los ecuatorianos?

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