Prensa & IA

Kléber Mantilla Cisneros

La prensa del país enfrenta momentos de innovación, autocrítica y telemaquia, donde hacen falta espacios y tribunas para la reflexión crítica. En ruedas de prensa oficiales se evita la interacción a través de preguntas. Así mismo, la investigación periodística está disminuida en los medios de comunicación convencionales.

La desinformación y “fake news” en redes digitales se vuelven un caldo de cultivo para intereses corporativos e industrias de las telecomunicaciones; el marketing político se encarga de los grandes perfiles de opinión pública.

La radiodifusión y la televisión de comunidad contribuyen para confrontar la problemática de inseguridad y delincuencia. Sin embargo, hace falta investigación periodística y análisis de cercanía.

Es notorio el fracaso de los gobiernos seccionales y prefecturas en el buen uso de los recursos públicos. Hay que realizar un proceso sistemático de rendición de cuentas en cuanto al manejo de frecuencias de radio y televisión, así como del espectro digital.

La polarización social, pobreza y dominio del narcotráfico se levantan sobre una base de comunicación volátil, lo que obliga a la ciudadanía a exigir políticas de información y comunicación transparentes, constantes y confiables. Tanto como a la Academia a mejorar el debate público y diversificar públicos y audiencias. El núcleo familiar merece análisis, denuncias y soluciones para que luego no se vuelvan temas de demagogia entre los actores de la política.

El periodismo del nuevo milenio tiene que abordar la represión tecnológica, la imbricación de la Inteligencia Artificial y los formatos de influencers, tik tokers  y  youtubers. De ahí que toda la matriz educativa está en un proceso de evolución vinculado al nuevo periodismo ciudadano, y a la reflexión crítica de los grandes problemas regionales.

Vivimos momentos de construcción de liderazgos y la búsqueda de mejores días en democracia, lo que nos exige algo a todos.

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