Hamás: Terror, represión y manipulación

Sagi Rabovski*

El grupo terrorista Hamás controla la Franja de Gaza, un pequeño territorio donde viven más de dos millones de personas en condiciones de pobreza extrema. Los líderes de Hamás llevan una vida de gran riqueza, la mayoría de ellos vive fuera de Gaza. Mientras tanto, la mayor parte de la ayuda internacional que reciben se destina a los propios líderes corruptos y a la construcción de contingentes militares, en lugar de al bienestar de la población.

Los líderes de Hamás están impulsados por una ideología fundamentalista de los extremistas islámicos. La sociedad en Gaza se maneja como una secta: las mujeres casi no tienen derechos y los hombres pueden tener hasta cuatro esposas al mismo tiempo. Antes del matrimonio, la mujer pertenece a su padre, quien decide con quién se casará y después del matrimonio, pasa a ser propiedad de su esposo. En esta sociedad, no hay tolerancia hacia las minorías, y los miembros de la comunidad LGBTQ+ ocultan su identidad por miedo a ser asesinados. Cualquier opinión que difiera del consenso pone en peligro la vida de la persona y su familia.

La violencia es una parte integral de la vida en Gaza. La violencia doméstica es la norma. En las calles de Gaza, la violencia de todo tipo es evidente, incluyendo la ejercida por las «autoridades» de Hamás hacia los sospechosos de delitos contra la religión o de colaboración con los israelíes. Estas personas pueden ser colgadas de un poste, decapitadas o atadas a una motocicleta y arrastradas por toda la ciudad con el cuerpo sangrante a la vista de todos.

La ideología fundamentalista de Hamás glorifica la muerte. La resistencia a las «normas destructivas» del mundo liberal justifica la lucha armada y el asesinato de inocentes. Los padres de un terrorista que muere pueden alegrarse de que su hijo haya muerto como mártir porque ha ganado la gloria divina. En el mundo occidental esto puede parecer incomprensible, pero la realidad en Gaza lo demuestra.

La población de Gaza vive en condiciones de pobreza, ignorancia y opresión. Esta situación sirve a los líderes de Hamás para mantener su control y conseguir el apoyo de la población. Este sufrimiento se muestra al mundo para obtener simpatía y apoyo económico.

La lucha armada de Hamás, Isis, Irán y otros es contra el mundo liberal. La entidad liberal más accesible y cercana es Israel, ubicada en el corazón del Medio Oriente. Israel se defiende de la agresión de Hamás y otros grupos fundamentalistas. De hecho, Hamás, de manera declarada y oficial, busca destruir Israel. Desafortunadamente para ellos, Israel es un país muy desarrollado y suficientemente fuerte para defenderse. Sin embargo, los israelíes sufren continuamente debido a los ataques terroristas que no discriminan entre soldados, bebés, mujeres y ancianos.

Una de las tácticas más cínicas y atroces de Hamás es el uso de la población civil como escudo humano para sus ataques terroristas, a veces incluso con el consentimiento de la misma población. Hamás logra un éxito triple si los civiles son afectados, heridos o muertos: 1. La víctima obtiene un estatus sagrado y una recompensa divina. 2. Dificulta la respuesta del enemigo liberal, ya que Israel hace todo lo posible por evitar dañar a los civiles. 3. Cuando los terroristas atacan desde áreas densamente pobladas, como escuelas, hospitales o casas, aumentan las posibilidades de que la respuesta israelí cause bajas civiles, lo que genera críticas tanto dentro de Israel como a nivel internacional y debilita la capacidad de Israel para combatir.

El daño a los civiles y la respuesta del mundo liberal sirven a los terroristas en su guerra, y los alientan a seguir utilizando a la población civil como escudo humano. Israel enfrenta a terroristas crueles y cínicos y se encuentra en un dilema. Por un lado, es necesario defendernos. Por otro lado, el esfuerzo por evitar dañar a los civiles (al que nunca renunciaremos) alienta al enemigo a usarlos para impedirnos combatir y protegernos.

Además, el lado violento, cínico y extremista que utiliza a los civiles como escudo logra ganar apoyo de manera sorprendente. Se dirige a los liberales del mundo y presenta el daño a los civiles –que ellos mismos usan como escudo humano y provocan su muerte– como una razón para unirse a ellos en la lucha contra el estado liberal que atacan. Lo absurdo es que la organización terrorista recibe un enorme apoyo de los liberales del mundo en sus esfuerzos por destruir un estado liberal al que atacan con violencia y crueldad. Los liberales, que actúan como «idiotas útiles», protestan para que Hamás gobierne «del río al mar», es decir, que controle todo Israel mediante represión, violencia, fanatismo religioso y oposición a cualquier valor liberal. En su ignorancia, lo exigen en nombre del liberalismo. El caso más extremo es el apoyo de la comunidad LGBTQ+ a Hamás, a pesar de que para Hamás, sus tendencias son motivo de pena de muerte.

De cualquier manera, continuaremos defendiéndonos y luchando para liberar a nuestros secuestrados. Nuestra victoria beneficiará a los residentes oprimidos de Gaza y al mundo libre en su lucha contra el fundamentalismo.

* Cónsul de Israel en Ecuador