Convulsiones endémicas

Wellington Toapanta

Las convulsiones, las agitaciones políticas, económicas y sociales parecen endémicas en Ecuador, no solo por su disperso y frágil sistema político, también por su monitoreada estructura jurídica y judicial, eco de mezquinos intereses individuales y de grupos.

La agitada historia ecuatoriana se acentuó en el 2007; se fortaleció con el implantado ordenamiento jurídico en el 2008, cuando la mayoría constituyente estableció reglas discriminatorias, selectivas y represivas al progreso, al desarrollo del país, impulsó el mercadeo de estupefacientes con insólitos derechos, soportes judiciales y otros.

Pese a tibias enmiendas y reformas, los tres últimos liderazgos políticos demostraron y demuestran debilidad en principios de gestión de Estado, por lo que parece les ha sido cómodo gestionar con normatividad viciada, la Constitución del 2008, de dudosa construcción, al decir de no pocos constituyentes.

Ejemplo, el Chocó Andino, catalogado reserva de la biósfera. Un grupo promovió impedir inversión productiva, generadora de trabajo, bienestar social, santificando la preservación de su floresta, su avifauna, pero hoy es silente sospechoso ante la sistemática y expansiva lapidación de bosques primarios. Defensa demagógica.

Tales argucias proliferan al amparo de insólitos derechos, como aquellos que pretenden cesar la milenaria cultura gastronómica ecuatoriana de cocer y disfrutar íntegros cangrejos, pollos, cuyes, conchas, etc. Este ruido contrasta, diametralmente, con los derechos de seguridad ciudadana. Son silentes ante medidas sustitutivas, recursos de protección, etc., favorables al acechante crimen organizado, la corrupción.

Aún más, los dilemas del eventual presidente-candidato no existirían si la Constituyente del 2008 hubiese completado la normatividad subsiguiente a la presidencial disolución de la Asamblea Nacional. No habría líos con Verónica Abad.

El constituyente Pablo Lucio Paredes evocó que aquel 24 de julio (2008) “hoy votaremos una Constitución que NO hemos leído, puesto que hay cambios importantes en relación a lo que nos entregaron el sábado (19) a las 6 de la tarde”. ¿Sigue el experimento? No. Debe ser reemplazada antes que las convulsiones se hagan endémicas.