El traje nuevo del emperador

Christian Pérez

Hans Christian Andersen publicó en 1837 el cuento ‘El traje nuevo del emperador’. Su trama: este traje se estaba diseñando por dos estafadores con una tela especial que no podía ser vista por la gente ignorante o incapaces para su cargo. Entonces, el emperador envió a varios colaboradores a verlo para verificar su avance, quienes sin poder ver la prenda, la alababan para no ser tildados de incapaces. Finalmente, el emperador vistió con ese traje y, sin admitir que tampoco podía verlo, desfiló por las calles. Pero, a pesar de que la gente se burlaba por su desnudez, él lo ignoró y terminó su desfile para no ser tildado de ignorante.

¿Cuál es el mensaje de fondo? La decisión de la mayoría social, de común acuerdo, de negar una verdad obvia a pesar de la evidencia, aun cuando individualmente reconozcan lo absurdo de la situación.

Se preguntarán ¿qué tiene que ver este cuento con nuestra realidad? Pues, han existido decisiones erróneas en el gobierno desde lo político que, a los ojos de la mayoría de los ecuatorianos, son inaceptables pero, bajo la identificación de un equivocado sentimiento patriotero que raya en lo xenófobo y misógino, se buscan justificaciones para legitimarlas; por ejemplo, el retiro de visa de amparo de Alondra Santiago, asalto a la Embajada de México, incluso la persecución a varias mujeres que formaban parte del régimen, entre otras.

La población tiene plena conciencia del abandono social que existe y de los crasos errores políticos. Entonces, ¿esta es incapaz de ver que el país avanza hacia un barranco? O, ¿no quiere verlo para no evidenciar la equivocación de su voto?

En fin, el emperador está cegado y no quiere reconocer la crisis social y política actual, entonces habrá que identificar a los charlatanes que le muestran una realidad inexistente. Ecuador se ha convertido en una morgue con símbolos patrios, y mientras no seamos capaces de ver la realidad en la que nos encontramos y protestemos desde los canales que la democracia ofrece, el emperador seguirá desfilando, creyendo que su gestión es exitosa, aunque seguramente, en el fondo, ni el mismo se lo cree.