¿A dónde van los narcos perseguidos?

Mariana Neira | [email protected]

Con la caída de algunas cabezas, hay una desbandada. La gran incógnita es: ¿los narcos repelidos por la fuerza pública, a dónde están yéndose? Podría decirse que bastantes continúan en el delito local, otros estarían yendo al exterior o quizás camuflándose en instituciones del Estado donde tienen ‘amigos’.

En un diario publicaron hasta un video de dos casos de extorsión de policías de tránsito a un motociclista, en el norte de Quito, Avenida Real Audiencia. Fue en los últimos días de mayo. Horas antes, en el redondel de Cumbayá, también un policía de tránsito había intentado algo parecido. Las víctimas fueron un señor de 80 años que transportaba en su vehículo a un niño.

“Reconozco, me pasé el semáforo en rojo con las justas”. De inmediato le paró un policía-motociclista. Observó la matrícula vencida y el conductor le dijo: “No pagué porque hubo una falla en el sistema de la Policía y tengo plazo para hacerlo hasta el último día de este mes”. El policía no aceptó la explicación. “Vea señor policía, soy de la tercera edad y estoy con un niño, ayúdeme, cómo hago arreglo el problema”.

Pronto el policía le dijo: “Usted diga”. Le estaba insinuando coima. Entonces el conductor le pidió al policía su nombre y número que no lo tenía en su uniforme. Se negó a hacerlo, pero no se dio cuenta de que el niño había llamado a su padre que, en ese momento pagó la matrícula, por línea. De inmediato pidió hablar con el policía, al instante “liberó” al conductor de las garras de la pretendida coima.

Al siguiente día, por casualidad encontramos a dos policías de tránsito, elegantes. En sus bolsillos tenían grabados su nombre y número. Les preguntamos por qué un policía, en Cumbayá, no tenía esa identificación. No contestaron, solo se miraron entre sí. Eso dio lugar a que nuestra imaginación creara un ‘policía lobo’, falso, extorsionador.

Parece ilógico, pero en este país hay mucho de ilógico. ¿Dónde han visto que los lobos cuiden a las ovejas? Pues en Ecuador. (Si no nos creen, pregúntenle al ‘pastor’ de las manadas).

Este fenómeno de extorsión tipo ‘policía lobo’ está sumándose, pero la gente tiene miedo a denunciar porque él registra el número de placa del vehículo y con este dato pudiera ubicar sus casas.

Pero es una prueba de supervivencia de la corrupción en organismos del Estado. La Contraloría, el SRI, el Ministerio del Trabajo hacen un buen trabajo para detectarla.

Pero en este momento tenemos otro problema grande, el narcotráfico. Perseguidos por las fuerzas de seguridad, es posible que para lavar su imagen busquen trabajo en las instituciones del Estado donde tienen ‘amigos’ de alto rango, alcaldes y prefectos, algunos con glosas millonarias no pagadas, o que registran un pasado electoral negro: sus candidaturas fueron auspiciadas por narcos.

Lo último le corresponde resolver al CNE que parece un ente de otro planeta: no participa en la limpieza como otras instituciones de control de Ecuador. Sería prudente que en este proceso de limpieza participase la ‘Inteligencia’ estatal revisando el pasado delincuencial-judicial de los empleados del gobierno central, legislatura, entidades autónomas, gobiernos seccionales, para detectar a los peligrosos.

Otros narcotraficantes prefirieron seguir siendo malos en el extranjero donde buscan espacios laborales ilegales. En Perú han detectado a narcos ecuatorianos en la minería ilegal que está produciendo toneladas de oro. Otros ya estarían en México.

Se podría decir que están ‘hibernando’.

Mariana Neira | [email protected]