El maíz, deidad andina: cómo ha influido en nuestra cultura, música y poesía

Mario Godoy Aguirre | [email protected]

Cuando nos referimos a los pueblos andinos, hablamos de los pueblos de la cultura del maíz. En la América precolombina, el maíz fue una deidad. Hay varios símbolos, ritos, mitos y fiestas relacionadas con el cultivo o la cosecha del maíz. Del mundo mestizo he registrado algunas canciones que en sus versos o títulos evocan al maíz o sus derivados. El maíz es el fundamento de la cultura americana, su presencia implicó un gran avance en la técnica agrícola, obligó al hombre precolombino a construir canales, propició la sedentarización, urbanización, el avance de técnicas agrícolas y el intercambio comercial.

Orígenes del maíz
(Zea maíz. Gramínea. Según Jacinto Jijón y Caamaño, maíz en palta: xeme; en gualaquiza: shaa; en Macas: shaya. En quichua: zara o sara; en chachi: pichu). Hay varias teorías sobre el origen y centros de desarrollo de esta planta. Según George Beadle (Marcos, 1990, p. 153), el maíz es una mutación de una gramínea silvestre mesoamericana, el Teosinte (Zea mexicana). El maíz es un vegetal de gran productividad, adaptable a diversos climas y de fácil almacenamiento. En el Ecuador se cultivan por lo menos 29 clases de maíz (Aristizábal, 1984, p. 9).  Existen algunas piezas de cerámica de la Cultura Jama Coaque, en las que se representa a personajes o sacerdotisas del maíz. Hay interés por conocer o fijar la fecha de la aparición del maíz y de la agricultura en las tempranas culturas del Ecuador prehispánico. En 1962, Cevallos Menéndez presentó pruebas indirectas del cultivo del maíz, en la Cultura Valdivia (Período Formativo: 6.000 años a.C. a 500 a.C… Guayas: Sta. Elena, Isla Puná, El Oro; Manabí; sur de Esmeraldas). Se ha encontrado maíz carbonizado en la Ponga, Cultura Machalilla – Período Formativo (Lippi, 1983, p. 143). Según Jorge G. Marcos, en su estudio: El Origen de la Agricultura, el maíz debió llegar al actual territorio ecuatoriano, por lo menos, hace unos nueve mil años.

El origen del hombre está ligado al maíz, por ejemplo, los Huaorani, de la región amazónica ecuatorial, radicados en la zona comprendida entre los ríos Napo y Curaray, creen que ellos “no fueron creados por Dios, sino que salieron del maíz, los huaorani aparecieron en el mundo cuando el maíz se convirtió en persona” (Franco, 2005, p. 87). Según el Popol Vuh – Libro Sagrado, manuscrito de Chichicastenango, el origen de los antiguos Mayas – Quichés, está vinculado al maíz:

“En Paxil y en Cayalá (…) fue donde obtuvieron en fin los alimentos que entraron a componer la carne del hombre hecho, del hombre formado: eso fue su sangre que llegó a ser la sangre del hombre, ese maíz que entró en él por el cuidado de aquél que engendra, de aquel que da el ser. Así fue que regocijaron de haber llegado a aquel país excelente tan lleno de cosas sabrosas (…) Entonces comenzaron a moler el maíz amarillo, el maíz blanco, y Xmucané compuso con él nueve bebidas, y este alimento entrando en el cuerpo hizo nacer la fuerza y el vigor y le dio carne y músculos al hombre. Eso fue lo que hicieron el que engendra, el que da el ser, Tepeu y Gucumatz, como se les llama. Inmediatamente comenzaron a tratar de hacer y formar nuestra primera madre y nuestro primer padre, solamente maíz amarillo y maíz blanco entraron en la composición de su carne y fueron la única materia de las piernas y de los brazos del hombre; y éstos fueron nuestros primeros padres, los cuatro hombres que fueron formados y en quienes había entrado este alimento para hacer su carne” (Popol Vuh, 2007, p. 93-94).

Bernabé Cobo, en la Historia del Nuevo Mundo, en el capítulo: “De los Sortilegios”, narra que los hechiceros al echar suertes:

“… usaban este oficio con diferentes géneros de instrumentos y artificios, y lo más común era con Maíz, con Frisoles [sic] y con pedrezuelas negras y de otros colores diferentes; las cuales los hechiceros y sus sucesores guardaban con gran cuidado, cuando moría el que le usaba; y cuando ellos venían á ser viejos, con ellas mismas lo ejercitaban” (Cobo, 1893, p. 134).

El Padre Juan de Velasco, en la “Historia del Reino de Quito en la América Meridional”, describe doce fiestas anuales en el Reino de Quito. Las seis primeras fiestas se refieren al culto del maíz, y las otras seis a otros hechos, Velasco dice: “Se inicia con la fiesta del Raymi, la cual era solemnísima y estaba presidida de ayunos.  Esta se celebraba en el intermedio a los solsticios; la fiesta del Uchug Pucuy o Colla Pucuy en honor al cogollo del maíz; la fiesta del Huatun Pucuy por el incremento de las plantaciones del maíz; la fiesta del Paucar Huatay cuando el maíz estaba en flor. Esta fiesta era la más solemne y se la celebraba con bailes, danzas y sacrificios; la fiesta del Ayrihua, cuando el maíz estaba con mazorcas maduras; y, la fiesta del Ayumuray, cuando se realizaba la cosecha y se llevaba a los trojes” (Coba, 1981, p. 116).

Según Ruth Moya, en la provincia de Pichincha, al terminar la cosecha se jugaba la misha o mishado:

“consiste en descubrir una mazorca de maíz (blanco) que tenga uno o dos granos rojos o mishas. Un solo grano representa un soltero; dos granos representan una pareja de casados, un grano gris representa un viudo(a). La persona que encontró un misha soltero, solo puede mishar a un soltero(a); quien encontró una mazorca de dos granos, mishará a un casado(a) y el que encontró un misha viudo, solo podrá mishar a un viudo(a).

Quien tuvo la suerte de encontrar una mazorca con las antedichas características dirá al otro ‘te mishé’ y éste tiene la obligación de agasajarlo con comida o ‘retribuirle’ con maíz o las dos cosas simultáneamente… El maíz es símbolo de la feminidad, de la productividad de la tierra y de la abundancia. La feminidad sin embargo solo se concibe conjuntamente con su contraparte masculina: (el haichima cantado por las mujeres y coreado por hombres; las dos fajas con que las mujeres amarran a un varón, la misha casada (…)

Es lo femenino y lo masculino lo que permite la unidad y el equilibrio” (Moya, 1981, p. 82–83).

Mario Cicala, en su obra escrita en 1771, sobre los festines que se realizaban en las cercanías de Riobamba, en los meses de las cosechas de maíz, informa:

“Ciertamente no se puede explicar la extraordinaria alegría y jovialidad que se ve en todo este ameno valle de Guaslán al que acude toda la nobleza de Riobamba durante los meses de julio, agosto, septiembre, octubre y parte de noviembre (meses rigurosísimos en la ciudad de Riobamba por el intensísimo y penetrante frío que vuelve, por así decirlo, casi inhabitable esa ciudad): se dan allí la música, los festines y banquetes a los que mutuamente se invitan para compartir cada día la extraordinaria alegría de la cosecha de maíz, de la que dan muestras en aquella estación los indios cosechadores y jornaleros que en aquel tiempo beben desmesuradamente su cerveza o chicha hecha del mismo maíz” (Cicala, 1994, p. 465).Carlos Coba en su estudio: Instrumentos Musicales populares Registrados en el Ecuador, menciona entre los instrumentos de soplo – aerófonos vegetales – hojas, “cátulo de maíz: planta sagrada entre los indios. Macro grupo quichua hablante” (Coba, 1981, p. 100).

Es mínimo el número de instrumentos musicales que se construyen con esta planta, pero hay que destacar que un gran número de ellos, especialmente flautas (aerófonos), y tambores (membranófonos), se “curan”, “endulzan” o “suavizan” con la chicha de jora (bebida preparada con una variedad de maíz).Se ha comprobado que la curada de los instrumentos musicales es una práctica positiva.

Los constructores de instrumentos musicales de esta región generalmente usan algunos vegetales tubulares porosos. Al ser “curados” con substancias viscosas (sebo de llama o borrego, cera de abeja), las porosidades de los tubos o cañas se cierran, mejorando la sonoridad del instrumento.

Otras costumbres y usos relacionados con el maíz

Mote en bombo: Incluso hoy en día, los músicos de las bandas de pueblo, a la hora de comer, acostumbran usar al parche del bombo, como improvisada mesa de comedor, ahí ponen el “mote” (maíz seco, cocido) y otros potajes. Los danzantes de la región central (provincias de: Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo), en algunas celebraciones, en la mano izquierda, en vez de portar el “alfange de chonta” (símbolo de poder), portan una pequeña planta de maíz.Las alfareras del alto Amazonas, Canelos Quichuas, corrigen o pulen las piezas de cerámica con una hoja húmeda de maíz (Whitten, 1981, p. 125).

Bebidas
Del maíz se obtienen varias bebidas, siendo la más importante la “chicha” (vocablo antillano), aja, aswa, o asua, en quichua, y sus variedades: yamor, jora, etc. La chicha es bebida de los dioses, es un producto de la madre tierra, es un elemento para expresar un sentimiento de gratitud; se usa en rituales y fiestas: bodas, velorios, carnavales, etc. Los pueblos precolombinos lo utilizaron para comunicarse con los seres supremos.

Con la chicha “invocan” la fertilidad de la tierra. Tiene importancia “en el fortalecimiento y perpetuación de instituciones, sistemas y estructuras culturales de los indios de Chimborazo” (Botero, 1990, p. 205). Como elemento de la fiesta, cumple con las funciones de socialización y animación, es parte integrante del ciclo vital. “Sigue rigiendo al ciclo diario y anual de la vida” (Aristizábal, 1984, p. 10–13).

Otras bebidas que se elaboran con el maíz son el “champús” (api o colada de harina de maíz con mote – otra variedad de maíz, y raspadura – dulce), esta bebida, conjuntamente con panes en forma de “llamingos”, está vinculada con la fiesta de Corpus Christi (Cuerpo de Cristo); la “colada morada”, “mazamorra morada” (api o colada de harina de maíz negro, con mortiños, mora, raspadura, arrayán – hierbas aromáticas, especies, etc.), es la bebida propia del tiempo de los finados.

Hasta la fecha, los indígenas de las provincias de Chimborazo, Pichincha, e Imbabura, el Día de Finados (2 de noviembre), en las tumbas de sus seres queridos, acostumbran dejar varios alimentos (cuy, papas, mote, habas, pan, etc.); en Yaruquíes, Cajabamba, provincia Chimborazo, en el campo santo, los indígenas, en medio de oraciones y un singular llanto (llanto cantado), riegan o mojan con una rama de romero, sobre el lugar que suponen están los restos de su ser querido, algo de colada morada, para que “tome” el difunto. Según, Policarpo Caballero, en el Perú, al “Canto, himno de la cosecha del maíz.”, se lo denominaba “Haicha” (Caballero, 1988, p.  227 – 234).

Ciclo agrario
Los ciclos agrarios de esta región están íntimamente relacionados con el maíz, y consecuentemente sus ritos, fiestas, coplas y canciones. Los indígenas de Pulucate, Parroquia Columbe, provincia de Chimborazo, cuando van de romería al templo católico del Chuipe – Punín, acostumbran cantar un hermoso canto ritual o “Paquina”, llamada “Poniñita o Puniñita”, es interpretado con bocinas y coro masculino.

Posiblemente en épocas pasadas, Punín fue un importante adoratorio o centro ritual; recuerdo que en este mismo poblado, a mediados de mil novecientos setenta y siete, un día domingo cualquiera, encontré a una familia de indígenas que había ido de romería (peregrinación) al templo católico de Punín, este grupo se complementaba con un danzante y un chimbuza (músico que interpreta simultáneamente el bombo y el pingullo);  el danzante, seguido por el músico, en el centro de la desolada plaza, realizaba especiales movimientos o ritos, incomprensibles para un profano.

– Puniñita, canción tradicional quichua de Pulucate, cantón Colta, provincia de Chimborazo, intérpretes: Conjunto Runapaj shungo, director: Martin Malan. (Audio anexo, recopilación:  Mario Godoy Aguirre, marzo,1983).

“Puniñita sara fanga

Ay, lictiñita sara ajcha

Ay, puniñita yuraj sara

Ay, lictiñita puca sara.

Punin pueblo shamushcani

Ay, Licto pueblo shamushcani

Ay, tucai tucai huarumita

Ay, tucai tucai bucinita.

Ñami ñami ubyashcani

Ay, ñami ñami machashcani

caballito shitashcani

Ay, bucinita shitashcani.

Chaupi tuta tigrashami,

Ay, gallo cantai tigrashami

Ay, imatataj imanashun

Ay, huarmitzita, huahuazita.”

“Puniñita, hija de maíz

Ay, licteñita, pelo de maíz

Ay, puniñita, maíz blanco

Ay, licteñita, maíz rojo.

Al pueblo de Punín he venido

Ay, al pueblo de Licto he venido

Ay, toca, toca huarumita [la bocina de huarumo]

Ay, toca, toca bocinita.

Ya mucho he bebido,

Ay, ya me he emborrachado,

Ay, caballito he perdido,

Ay, bocinita he perdido.

A media noche regreso,

Ay, al cantar el gallo regreso,

Ay, ¿qué vamos a hacer,

Ay, mujercita y mi hijita?”.

En los versos de la paquina “Puniñita”, las mujeres de Punín son comparadas con la hoja de maíz y el grano blanco. Las mujeres de Licto, otro poblado del área, son comparadas con el pelo del maíz y el maíz rojo.El maíz, deidad, huaca andina, seguirá siendo parte vital de nuestra dieta alimenticia, de nuestra cultura, música y poesía.

Mario Godoy Aguirre

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