Tululbí, la parroquia más grande de San Lorenzo

ASENTAMIENTO. En las riberas del Tululbí, cuyas aguas siguen siendo utilizadas por los seres humanos, se asienta la progresista y creciente población de Ricaurte.
ASENTAMIENTO. En las riberas del Tululbí, cuyas aguas siguen siendo utilizadas por los seres humanos, se asienta la progresista y creciente población de Ricaurte.

Asentada en la ribera del Tululbí que recibe las aguas del Palaví en territorio de la cabecera parroquial Ricaurte, el afluente que deposita sus aguas en el Bogotá que a su vez alimenta al majestuoso río Santiago que va a dar al Cayapas que desemboca en La Tola y Limones.

En esta rica cuenca hidrográfica crece, se desarrolla y progresa física y económicamente la población de Ricaurte, fundada, según la tradición oral, por una familia de apellido Valencia que llegó a este sector en busca de alimentos y se encontró con esta tierra llena de bondades, prodigiosa y rica en productos maderables, cárnicos, vegetales y minerales.

Cuentan que luego de los Valencias arribaron a la zona los Arroyo, Quintero, Lara, Klínger, Mina, Mercado, Lastra, Castillo y otras familias de afro-descendientes que se unieron y convivieron con los awá y chachis que ya tenían asentamientos en los ríos Palaví y Tululbí, conformando una población pluricultural y multiétnica, compartiendo las riquezas y bondades de estas hermosas tierras esmeraldeñas.

62 años de vida

La población de Ricaurte fue elevada a la categoría de parroquia del cantón Eloy Alfaro el 16 de septiembre de 1955. Según narra doña Crisanta Quintero Arroyo, aprovecharon que los concejales de Limones llegaron a crear la parroquia calderón, bajaron en comisión, los llevaron a la población y consiguieron la firma de la parroquialización de Tululbí.

EL DATO
9 recintos tiene la parroquia Tululbí (Ricaurte)El pueblo que hasta los años de la década del 70 del siglo pasado tenía como única calle el malecón, en la actualidad es un pueblo con más de seis vías longitudinales y seis transversales, con espacios para una población que, según el último censo, se acerca a los 3.500 habitantes y constituyen la población más grande y numerosa del cantón, después de la cabecera cantonal San Lorenzo.

La jurisdicción parroquial, además de Ricaurte, tiene nueve recintos, ellos son: Providencia de Dios, El Yarumo, Guadualito, Minas Vieja, La Ceiba, Pambilar, Balsareño, Guayabal y La Sirena, comunidades conformadas con afro-descendientes, indígenas y mestizos provenientes de Manabí y Colombia.

Construyen obras

El presidente del Gobierno Parroquial, Vidal Caicedo, asegura que con ayuda de las autoridades y de las comunidades se gestionan y construyen obras en beneficio de los habitantes de la parroquia.

TOME NOTA
En el territorio de la parroquia conviven comunidades de las nacionalidades Awá y Chachi, además de los pueblos afro-descendientes y mestizos.Sobresalen las obras deportivas y educativas, de agua potable, alcantarillado, adoquinado de las calles, construcción de aceras y bordillos, el malecón y la promoción del turismo.

Sin embargo, la voracidad de los que se dedican a las actividades extractivas del oro y explotación de las minas de piedra han contaminado las aguas del afluente Tululbí, “pero todavía se conservan en buenas condiciones las aguas del Palaví”, asegura Caicedo.

La exuberante selva tropical que cubría toda la zona ha desaparecido por la presencia de las palmicultoras que también contribuyen a la contaminación de los afluentes y sus esteros, hasta el refugio de vida Silvestre ‘La Chiquita’ se encuentra amenazada por invasores de tierras y cultivadores de cacao.

Comunidad dividida

Reclaman atención de las autoridades cantonales y provinciales, “nos convocan a mingas cuando existen empleados que ganan sueldos y que deben mantener limpia la comunidad”, manifestó uno de los viejos habitantes de Ricaurte.

Añadió que la política ha dividido a la comunidad, “aquí tienen posibilidades de trabajar y progresar los que pertenecen al partido de gobierno, los demás no tenemos derecho ni a una plaza de trabajo”, agregó, denunciando algo que es un secreto a voces en el territorio cantonal. (DCG)