Pincelada primaveral

RITA CHASING BERNAL

Puede ser inverosímil y jocoso, pero es la realidad decir que algunas personas que conviven con los niños y jóvenes tienden a maltratarlos, a descuidar sus estudios, aseo personal, los ridiculizan delante de personas extrañas, y les dan trabajos de adultos.

Con esta actitud negativa frente al niño o adolescente quedan secuelas de un comportamiento agresivo, hostil, y el permanente uso de un lenguaje soez, incapaces de lograr el éxito, de ser responsables en sus tareas pedagógicas, no tienen la oportunidad de desarrollar sus capacidades intelectuales, afectivas, volitivas y su autoestima es escaza razón que no son niños, ni jóvenes, sino niño adulto y joven adulto.

La depresión de la niñez, pubertad y juvenil, suele presentarse de formas muy directa sin que el adulto lo identifique fácilmente. Primero: se lamentan inconscientemente por la ausencia de sentimientos y sensaciones, y segundo: por la continuidad de desamor en el estudio, experiencia de fracaso o derrotas.

Pero el mayor peligro son las drogas. Sino aprende a luchar con tales pruebas, tras la decisión y comportamiento de líderes que conforman las pandillas juveniles, cuando no cumplen sus órdenes o quieren salir del grupo, se sienten amenazados y silenciosamente encontramos a jóvenes bajo tierra, por lo que las drogas siguen siendo la respuesta.

En la actualidad existen vías fundamentales que ofrecen garantías para una sociedad con gran capacidad de reflexión, valores morales y libertad de expresión, especialmente los medios de comunicación, autoridades competentes y el adulto mayor.

Ellos deben generar un comportamiento, donde la palabra de ejemplos de vida sirva para convertirlos en hechos y obras, que deben ser modelos de trabajo para los niños, púberes y jóvenes. Con esto estaríamos reeducando a una nueva sociedad con un sistema organizacional de liderazgo participativo, integrador, motivador y democrático.

[email protected]