Las espinas de la educación

POR: ATILIO RUGEL ALBÁN

“¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”, Vincent Van Gogh. Se sigue desvelando el telón de las irregularidades que desde muchos años atrás se han operado en el campo educativo y es que lo que menos pudo imaginarse el pueblo ecuatoriano es que los niños y adolescentes que en cualquier país del universo entregan los padres a los centros de formación educativa, se encuentren contaminados por los que ostentan un nombramiento con una serie de aberraciones que han puesto en riesgo el futuro de inocentes criaturas, donde los formadores de ellos están en ausencia total de valores que implican riesgos y conducen al fracaso.

Lo que no se puede concebir es que personas con grados de madurez suficiente y preparados por los normales y universidades para enseñar, sean los protagonistas de terminar con la autoestima de los pequeños que tienen derecho a alcanzar una vida plena; de allí que no se puede ni siquiera aceptar en lo más lejano de nuestro pensamiento, que sean educadores con sus respectivas excepciones los que han torcido el camino sagrado de hacer libres a los futuros ciudadanos, para que gocen de libertad sin enfrentarse a los fantasmas y limitaciones que se operan cuando el ser humano no logra superarse. Muchos exministros de Educación han dado su criterio respecto a este fenómeno social y al hacerlo señalan que el exministro Espinoza, que actualmente es asambleísta por AP, debería ser enjuiciado para que comparezca ante la justicia.

Conocemos que las designaciones de muchos profesores se dieron por compromisos políticos sin conocimiento de un currículo que avale el bagaje de conocimientos, porque la palabra ‘meritocracia’ se la prostituyó y de esta forma se desplazó a maestros que tenían trayectoria y también -y esto no es nuevo- hay la presunción que muchos cargos directivos se dieron por desembolso de dinero. La autoridad tiene la obligación moral de dar la cara, porque el silencio implica corresponsabilidad en las situaciones dadas, aunque los actores sean otros porque por lógica y sentido común todos sabemos que el silencio es perjudicial cuando se trata de aclarar verdades.

En el momento actual que todo ha salido a la luz, se suman a diario muchas denuncias de padres de familia que ayer callaron por cuidar el honor de sus hijos y que hoy que tienen el aval de las autoridades superiores han reaccionado y con gran capacidad de decisión exigen castigo a los que no respetaron el pudor de criaturas inocentes, que hoy deberán recibir un tratamiento psicológico que les eleve la autoestima y borren de su mente ese fantasma de perversión para que crezcan sanos.