Audiencia para saber quién ocultó la cabeza de un muerto

DENUNCIA. Andrés, quien se moviliza en silla de ruedas, junto sus parientes, amigos y de la Fundación ‘Inredh’, buscan que la muerte de Francisco Cajigas no quede en la impunidad.
DENUNCIA. Andrés, quien se moviliza en silla de ruedas, junto sus parientes, amigos y de la Fundación ‘Inredh’, buscan que la muerte de Francisco Cajigas no quede en la impunidad.
PROTESTAS. Algunas acciones públicas, entre ellas las manifestaciones han sido parte del proceso en búsqueda de justicia. (Foto Fundación ‘Inredh’)
PROTESTAS. Algunas acciones públicas, entre ellas las manifestaciones han sido parte del proceso en búsqueda de justicia. (Foto Fundación ‘Inredh’)
RECUERDO. Francisco Cajigas, en unas delas fotografías de recuerdo en vida.
RECUERDO. Francisco Cajigas, en unas delas fotografías de recuerdo en vida.

Una niña sigue creyendo que su papá está de viaje. Cada vez que pregunta por su querido le dicen que está en un lugar bonito, que está en el cielo…que se fue de ‘viaje’. Las preguntas empezaron en noviembre de 2015 cuando ya no volvió a verlo. En ese año él fue asesinado.

Veintiséis meses después quedan más dudas que certezas de lo ocurrido aquel hombre de 33 años; papá de dos, nacido en Colombia, residente en Ibarra-Imbabura y analizado necróticamente, en el Centro de Investigación Forense de Esmeraldas.

Por su desaparición y muerte se sospecha de cinco policías que lo transportaron en patrullero, pero, de la supuesta mala manipulación de cuerpo sin vida, se procesa judicialmente a tres: al doctor del Centro Forense y a sus dos disectores o ayudantes.

No vieron el cuerpo

Ninguno de los ocho están detenidos por la desaparición de Francisco Cajigas, quien fue hallado muerto en las orillas de la Laguna de Yahuarcocha, en Imbabura, provincia donde en esa ápoca no había un lugar especializado para precisar la causa de su muerte.

Esa falencia obligó a las autoridades a llevarlo hasta el Esmeraldas el 30 de noviembre de 2015. Un día después, la autopsia revela que un traumatismo cráneo-encefálico hecho con un objeto contundente, fue la causa de su muerte. Once días posteriores sus dolientes reciben el cuerpo completamente embalado.

Los supuestos riesgos psicológicos y biológicos fueron los argumentos para que los profesionales que entregaron el cuerpo impidan que los parientes lo desembalen. Pero ahí se incrementó la duda y se profundizó un duelo más profundo de la familia.

“No hemos podido darle una cristiana sepultura como se lo merece. Como familia este proceso es muy doloroso, nos revictimizan. Lo que buscamos es justicia; que los culpables paguen con cárcel”, detalla Andrés, hermano de Francisco, quien se moviliza en sillas de ruedas.

Sin cabeza

Parte de esa justicia podría ocurrir hoy, luego de las 15:00, cuando el Juez de la Unidad Judicial Penal de Esmeraldas, culmine la audiencia evaluatoria y preparatoria de juicio en contra de los tres que hicieron la autopsia; a ellos se lo acusa del supuesto delito de alteración de evidencia y elementos de prueba; la máxima pena es de tres años.

“Lo que queremos es que se de paso al juzgamiento”, adelanta la representante legal de la familia de la víctima, Gabriela Flores. Ella afirma que como representante de la Fundación ‘Inredh’, no está cobrando por el acompañamiento judicial.

Pero más allá de los gastos judiciales, de una muerte que sigue en la impunidad; de una cabeza que sigue en análisis y de ocho personas supuestamente implicadas, están dos menores de edad que nunca volverán a ver a su papá asesinado en noviembre de 2015 luego de salir de una fiesta. (MGQ)